"EUROVISIÓN O LA VISIÓN DE EUROPA"
El viejo continente, tierras antiguas de llantos y sangres que no cesa en lágrimas ni da tiempo a coagular sus decrépitas venas y arterias en una circulación sana que avive la cordura de cerebros vacíos de esa paz que siempre expulsan de territorios envidiados. Triste continente que lo tuvo todo y nunca se satisfizo con sus fronteras marcadas y sus lindes fueron eternos juegos del quiero más y voy a por ellos. Los resultados de sus conquistas costaron vidas muertas en esas guerras caprichosas de reyes y gobernates antojadizos de las casas de sus vecinos. Así fue y así es miles de años después desde que el mundo, conocido y escrito por la historia, nos transmitió sus batallas por espacios robados a unos y a otros y los otros a los unos. No hay bola del mundo que resista los tiempos; lo que fue ya no es, lo que aprendimos ya no existe y a saber cuántos esferas terráqueas quedan por modificar en este presente hacia ese futuro tan incierto.
Imperios ostentosos donde el sol no se posaba por su extensión inabarcable de cara al resto de países que, en menos de dos siglos, se redujo a su origen diezmando la población por la lucha absurda de mantener lo que herederaron de antepasados bañados en esa sangre exprimida de ese pueblo ignorado, echados a morir por causas invisibles, transmitidas por una fe castigadora y su absoluta ignorancia a la que estaban condenados al nacer en esa pobreza de hambre y cultura.
Porque la política siempre se ampara en alguna religión y, en su nombre y en su dios, deciden y se respaldan. Esa religión que escuda fechorías del ser humano por mandato divino y que protege los caminos hacia esas batallas impías que arrasan con inocentes por vivir en la otra parte del río que siempre fue suya, pero que, ahora, han de abandonar vivos o muertos.
Y, mientras tanto, un festival de la canción cuyo origen se pensó para unir países en la cultura, vuelve a poner de manifiesto que nunca triunfará ese proyecto primigenio donde las emociones bailen al compás de músicas y voces que nos pacifiquen una vez al año. Muy lejos del deseo cultural, brotan cactus que hieren a los despojados de paz y de vida. Y Europa no se levanta del sofá, lo mismo ve la matanza genocida en los telediarios como ese político festival de canciones en el que los puntos no se otorgan por sus intérpretes sino por ese otro mandato divino que controlan sus apóstoles en sus tierras.
Qué vergüenza de los que han apoyado a un gobierno genocida! Si fueran sus hijos los que mueren...( Nicasia)
ResponderEliminarComo español que soy sentí un bofetón de vergüenza al enterarme que le habíamos cocedido doce puntos a Israel. Y que no me vengan con cuentos que se premia a una canción. Señoras y señores, es que Israel no debía participar al igual que Rusia, pero claro, el patrocinio del festival pertenece a una empresa israelí. Esto no es opinión ni punto de vista; esto es realidad totalmente conocida.
ResponderEliminarY a tí, Manoli, decirte que nuevamente lo has clavado. 🥰🥰🥰
Increíble que un pueblo que lo condenaron al exterminio se vuelva genocida!!!. Y, a ti, muchas gracias, Emilio
EliminarY pensar que es la única democracia de la zona!
ResponderEliminarN