Demasiadas despedidas para una estación de renacimientos y bienvenidas. El cambio climático afecta más allá de lo que ya conocemos los que no lo negamos. Grandes corazones han agotado sus vidas de tanto regalarlas a los demás, tanto que se fueron plenos de paz por no dejar pendiente el saco inagotable con el que llegaron a este mundo y que nunca se vació durante su estancia en la tierra porque, al que tanto da, más recibe en su alma y está siempre al aire, en ese aire siempre limpio nunca contaminado por aquellos que lo intentaron.  Pepe Mújica, sin el don José, expresidente de Uruguay,  no ostentó su cargo desde palacios, ni chófer, ni mullidos colchones. Lo hizo desde su casa, con su compañera de vida y sus cuatro platos y vasos por si uno más se sentaba a su mesa. Pasará a la historia como el único dirigente que luchó por la justicia de los suyos desde su paz, sus palabras y su austeridad como filosofía. Su cuerpo sí sufrió la ira de los contrarios y la cárcel fue su casa, ...