Cuando la noche no se despierte, las madrugadas no dormirán, dejarán la puerta entreabierta y que el mundo riegue mi rosal. No piseis jardines de hojas, subidlas a la memoria y duerman soñando que no morirán. Que si la vida es breve, para ellas pido eternidad. Que mis palabras no vuelen, que se queden donde están. En ellas se queda mi vida, la que pasó de puntillas y taconazos en su final. Cuidadlas de los malos vientos, el levante no volverá; los ponientes son traicioneros, traen del oeste la humedad, lágrimas de occidente y al sol le llegará la hora de caer en soledad.