He abierto los ojos muy temprano, como siempre, pero aún no me he despertado del maravilloso sueño que viví ayer, día de mi 64 cumpleaños. La magia perdura en cada recuerdo lleno de palabras que derrochaban cariño del bueno. ¿Qué más puedo pedirle a la vida si lo tengo todo? Amigos del presente, del ayer y del pasado remoto estuvieron muy cerca de mí. La fortuna se llama familia y amistad y me considero millonaria porque mi cuenta no es corriente, es muy abultada aunque no necesito cajas de seguridad para protegerla. Siempre está abierta para los míos y vosotros, mi familia y mis amigos/as tenéis cheques en blanco porque os lo habéis ganado con todo lo que habéis ingresado en ella.  Hoy, me invade una extraordinaria resaca sin alcohol, de la 00; no necesité de ninguna pócima para emborracharme de tanto cariño y felicidad, porque así se viven los grandes momentos, a palo seco, al natural, sin azúcares añadidos ni conservantes y, por supuesto, sin fecha de caducidad. Fuisteis muchos ci