A finales de primavera, mi instinto maternal llamó fuertemente a mi puerta y bastaron unos toques animados para que entrara. Me pedía no quedarse solo, quería formar una pareja en mi estantería para crecer juntos. Efectivamente, el espacio estaba disponible, sólo faltaba ir a por él. En menos de una hora, mi mente lo diseñó y bautizó. Y unos minutos más tarde, mi paciente editor, Juan José S. Sandoval, estaba al tanto de mis intenciones y comenzó su creación.  Mis poemas y cuentos de 'ROSAS' estaban necesitados de un complemento para ser una familia con todos sus miembros, una narrativa pausada o nerviosa según marcaran las emociones del momento en que nacían y sentía la autora; su madre es así y ellos lo llevan en sus venas y líneas y los que la conocen bien, la reconocen entre esas palabras reunidas en torno a su personalidad y estilo de ser y de vivir.  Y, a un mes de su llegada a este mundo real, tangible ahora, la espera está terminando su canastilla para celebrar su nacim