“UN NIDO DE OBISPEROS Y DEMÁS INSECTOS”
En un lugar de manchas, de cuyos nombres no debemos olvidarnos, ha mucho tiempo que viven matando inocencias. Son almas negras, podridas, vaticinadas vestidas de negros, moradas, rojas sangrantes y alguna blanca. Como las cucarachas, se esconden y huyen de las bondades que carecen. Mienten y niegan sus fechorías ante evidencias de que estuvieron e hicieron demasiados daños, ocultos en sotanas que les otorgaba ese poder de sus malas artes para con la infancia y jóvenes a los que destrozaron sus vidas puras y los condujo a los infiernos del silencio para no perder su salvación eterna incluida con sus hábitos. La falta del Papa Francisco ha dejado huérfanos a los que contaron sus historias, esas víctimas silenciadas por los que callan y tapan los graves pecados donde sus vicios se aplacaban dando rienda suelta a lo que juraron renunciar en esos votos mentirosos que utilizan como disfraz de esa confianza que los acercaba. Rompieron su celibato rompiendo cuerpos y vidas para siempre. No...