"SIN MANJARES NO HAY ALEGRÍAS?
Vaya por delante que jamás he disfrutado del placer de la comida; para mí es la necesidad, básica, de mantener un cuerpo que necesita nutrirse por salud; nada más. Y si le añado que desde el covid perdí el gusto y el olfato, no hay plato sabroso por el que mi boca haga aguas. Dicho esto, sentarme a la mesa siempre fue el mayor de los suplicios y se aumentaba viendo al resto con su cuchara hasta rebañarlo. NUNCA HE SIDO ANORÉXICA, mucho se comentó a mi alrededor y a mis espaldas. Simplemente, no entiendo que necesitemos que la mesa luzca repleta para que se multiplique la alegría en las reuniones y comer porque lo marca el calendario. Los bolsillos se vacían para llenar estómagos que no tienen hambre, pero la fecha obliga y hay que cumplir. Y me pregunto: ¿por qué lo hacen?, ¿tradiciones? ¿apariencias?. Quizás, no son las vacaciones (como diría aquel...) las que están sobrevaloradas, sino esas comidas copiosas que hay que servir estas noches de fiestas o, si no, la reu...