HISTORIAS DEL AHORA:" LA AGONÍA DE LAS LETRAS"
Mi mano derecha ya carece de dueña que la mande. Sus movimientos no tienen directora ni directriz que manejen su camino a mi gusto. Jamás, antes, se me había rebelado. Ante un papel en blanco, sin rayas ni cuadrículas, se erigía recta, sin dudas ni miedos a estampar trazos con matemática rectitud. Mi boli bic azul de punta normal era mi escudero; siempre a mis órdenes, cumplía como mediador entre mis palabras y yo. Mi mano derecha es también otra víctima en todo mi proceso. Su escasa funcionalidad resta libertades perdidas ahora en el aire de no atraparlas en su vuelo. Escribir a mano sobre ese folio inmaculado y con mi tinta normal es un privilegio robado. Mis grafías se alteran tanto que viven en una confusión en sí misma por sus muchas interpretaciones en esos trazos nerviosos. Incluso, mi identidad más íntima lo sufre: mi firma. Me siento como "Los últimos de Filipinas" ante mi lamento. El mundo no llora la ausencia de la escritura manual con su pandilla imprescindible. L...