"IN MEMORIAM DE MI PADRE: SE LO DEBO"
Aún el reloj del Ayuntamiento no llegó a las siete de la madrugada, el bus lo dejó en su parada habitual de Canalejas; junto a él, una señora, entrada en más de los setenta, se bajó también. Los dos iban a su trabajo, a pesar del fin de semana. Él, hacia la oficina de correos en la plaza de las Flores desde hacía cuatro décadas. La señora mayor, a limpiar la casa que le tocaba ese día. Dos personas que iban, que comenzaban sus jornadas con paso firme y despiertos. Un paso de cebra les hizo caer en la trampa del cruce seguro y mentiroso: un coche con un conductor "demasiado alegre" que no iba, sino volvía de una soierée cargada y ciega no los vio o no les preocupó que dos personas se interpusieran en su camino, así debió considerarlo; las calles eran de él; el resto era el que sobraba a su paso. Los atropelló, los hirió, los dejó tirados y sin más interés ni culpa de su delito; él era un héroe sin capa ni corazón. Mi padre resultó magullado y con varias lesiones: rotura de ...