CUENTO: "VUELTA AL COLE... Y A LOS COMEDORES SALVAVIDAS"

En casa de Carlos, la miseria era una más de la familia, la cabeza visible. Ella preside la mesa de ese comedor donde, ahora, el mantel es lo más vistoso, poco puede cubrirlo la escasez. Los platos sirven sólo como posavasos a unas tazas a medio llenar de leche para todos. Carlos es el mayor y conoció otros tiempos, sus padres tenían trabajo digno y un salario suficiente para dejar las calamidades fuera y gozar de una calma sin pellizco ni de hambre ni de recibos apretados en el buzón de su portal. En cambio, sus dos hermanos no tuvieron un recibimiento de abrazos y alegrías. Llegaron a la vez, y las penurias se duplicaron cuando llamaron a la puerta. Un día, al final de la jornada, la empresa repartió sendos sobres amarillos en las manos de sus padres, tan inocentes, que sonrieron humildes creyéndolo un regalo para su recién convertida familia en numerosa. Él lo abrió primero al salir del despacho, dudaba entre un cheque bancario o uno de regalo que contuviera una cantidad decent...