"¿YA VIENEN LOS REYES MAGOS?"

 

Desde hace unos años, mi día preferido de la navidad es el 7 de enero. ¡Qué descanso!. Se acabaron las palabras gastadas de tanto usarlas año tras año; las comidas desganadas que hay que preparar y, lo peor, comerlas; intercambio de regalos comprometidos; anuncios de perfumes sin aromas y con olor a erotismo rancio; la ostentación de los vacíos.

No siempre la sentí así. De pequeña, mi ilusión, por ser tan ilusa, me envolvía con la magia de mis sueños. La noche del 4 de enero, según mis cálculos inocentes y razonables, debía ser la verdadera llegada de sus majestades (si pasaba de las 12 a.m., ya era el día 5...). Era la primera en comprobar si ya habían venido y despertaba a todo el mundo (ellos preferían seguir durmiendo hasta que los despertara el fin de sus sueños). Yo era la más pequeña y mis reyes eran 3 (sin predilección por ninguno en particular, tampoco lo distinguía ni sabía quién era quién...)

Con el tiempo, los 3 magos se redujeron a 2. Me costó asimilarlo. No  entendía cómo mis padres poseían la magia de concedernos, a los 4 hijos, tantas cosas. Lo comprendí mucho después. Ellos habían vivido muchos 6 de enero entre bombardeos y mucha hambre y los de Oriente no podían llegar en esas circunstancias (la realeza nunca se arriesga...). Charo y Gabriel, mis padres, se ahorraban, durante el año, cualquier capricho para dárnoslos a nosotros esa mañana ilusionante. Fue, años más tarde, cuando pudieron recuperar esas navidades infantiles que les fueron arrebatadas cruelmente; cuatro pajes tomaron las riendas de esos camellos perdidos en su desierta niñez, cargándolos con todo de lo que habían carecido hasta el último de sus días. Aprendí que la magia está en dar más que en recibir.

Hoy, Mis REYES ya no vivirán la noche del 5 en el salón, llenando globos y colocando juguetes, trasnochando hasta que todo quedase perfectamente mágico y, a la espera de que, una vocecita nerviosa e impaciente dijera: ¡¡¡ya han venido los reyes!!!

Curiosamente, solo queda un "rey" en Oriente, sin magia, sin honor, sin trono pero con todos los  privilegios de su rango. No sé bien, ¿Emiratos, emérito..? algo así, creo. Eso será otro relato...




Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo contigo!!
    Qué tranquilidad del fin de las típicas palabras navideñas que te lo dice la gente sin sentirlas.
    Yo desde que falleció papá a mi temprana edad, odio estas fiestas,aunque mi madre a pesar de su pena fue una campeona.
    Ahora es un alivio que finalice todo, aunque a mamá le tengo un pequeño detalle porque pone una carita de ilusión por su regalito que me da la vida.
    Y mi mayor regalo ha sido que la inspección me ha dejado tranquila en estas fechas... Aunque eso sólo es un retraso,que afrontaré en su momento!!!
    Tú eres un regalo para mí, pero no sólo de Reyes, lo eres todos los días Moby.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todo te va a ir muy bien, te lo mereces todo. Muchos besos, PRECIOSA!!!

      Eliminar
    2. Gracias, preciosa, tus palabras me tranquilizan, Mágica Moby!!

      Eliminar
  2. A mí tampoco me aporta nada ya, una pena, aunque me emociona recordar el día de reyes de muchos años anteriores. Ya no pido nada porque no necesito nada y ya no compro nada porq lo que me piden se arregla fácilmente con un bizum. Con lo que disfrutaba yo pensando en los regalos que les podía emocionar!!

    ResponderEliminar
  3. Es importante recordar este día de reyes como un momento mágico, lleno de extraordinarios momentos de felicidad en nuestra niñez y ahora con nuestros hijos y nietos.

    ResponderEliminar
  4. No se dónde leí que en un principio los Reyes eran 12,como las tribus de Israel,después 4 y al final,un Papa, los redujo en tres,que es el número mágico de la Iglesia,tres como la Santísima Trinidad,las potencias que llevan las imágenes de los Cristos,las negaciones de San Pedro,los cantos del gallo,los días para resucitar,etc.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario