"TENER UN HIJO, ESCRIBIR UN LIBRO Y... PLANTAR UN ÁRBOL"
Según la historieta de ese paraíso del Edén (no confundir con mi Paraíso gaditano), estaba habitado por una parejita: él con una costilla menos, y capaz de modelar cuerpos femeninos con barro y, ella, trepadora a las parras donde guardaba su vestuario de las vergüenzas, no muy variado por cierto. Dicen que se llevaban muy bien, solo debían quererse mucho, descansar y seguir queriéndose mucho (ah, tuvieron un par de niños, dicen. Uno de ellos, parece que una mijita envidioso de su hermanito y decidió ser hijo único; mal empezamos...).
Esos jardines o huertas o ambas cosas, se les concedió en usufructo, no en propiedad. A cambio, solo tenían que apartarse de un arbolito que estaba reservado para alguien que nunca acudía y lo dejaba, por tanto, "plantado", siempre. Estaba de muy buen ver, lleno de frutos (que debieron confundir con el usufructo...).
Un buen o mal día, Eva se fijó en él y dijo: quiero una manzanita (no una pera, ni un melocotón, ni una naranjita, no...), quizás fuera un antojo de un estado embarazoso, no sé. Adán le dijo, no te me "subas a la parra", que nos echarán; aquí todo es gratis y no tenemos que pagar una hipoteca. Eva, mucho más lista, le contestó, a la parra no me subiré, solo a este manzano y será el postre de hoy. Adán dudaba, pero una vecina que serpenteaba por las ramas le animó a hacerlo. Resultó que el fruto estaba muy rico, en su punto de madurez y la disfrutaron con mucho gusto.
De pronto, se oyeron gritos y muchas palabras feas, (esa manzana estaba reservada para no se sabe quién y, a raíz de esa tontería de que era mía o de que no era tuya, se lio)
De entre las voces, sobresalía una, por sus gritos poco celestiales, que clamaba y reclamaba lo que era suyo: la manzana, los árboles y todo lo demás. Los echó de malas maneras diciéndoles: tú, Adán, te ganarás la vida con el sudor de tu frente, y, tú, Eva, parirás con dolor. Y, hala, allá que se fueron a buscarse la vida al encuentro del sudor y la epidural.
Nunca se contó qué pasó con el Edén, quién lo ocupó después, quién lo cuidó, quién regaba las plantas...?
Yo no estaba muy cerca cuando acontecieron esos hechos, posiblemente, ni hubiera nacido. pero, creo que esa maldición se extendió a otros sin haber mordido esa apetitosa manzanita de la desgracia que a todos nos cayó encima.
Dicen que toda persona, a lo largo de su vida, ha de cumplir con el mundo dándole un hijo, un texto escrito y un nuevo árbol. Vale, soy madre y algo escribo, pero, creo que jamás conseguiré el tercer requisito. No hay una sola planta que sobreviva a mis cuidados más de un mes. Ni tan siquiera un cactus (también lo intenté con él, sí).
Ya que estaba, me acerqué a pedirle consejo a Noé, pero no paraba de dar arcadas por el nauseabundo olor que allí se respiraba con tantos como había metido para salvarlos..., vi el cielo muy negro y me largué antes de que empezara a chispear.
Abraham no estaba para muchas palabras, tenía preparado a su hijo y creo que iba a acabar como un corderito degollado, (Noé se los debió quedar todos, y a falta de él, le tocó a su primogénito). Al final, no cayó para la cena y pobló la tierra de hijos, no de corderos...
Solo me quedaba Moisés, lo pillé en lo alto de una montaña mientras escribía en unas rocas algunas cosillas para que los demás las incumplieran; era demasiado esfuerzo subir hasta él y decidí esperarlo abajo. Con mi mal fario para la vegetación, en poco tiempo, se transformó en un desierto sin una triste hojita verde que llevarnos a la boca. Aquello estaba lleno de gente y no era una buena sala de espera para mí dadas las circunstancias. Anduve errante cuarenta años por mi cuenta y riesgo. Muchos miles de años después, sigo en busca de la planta perdida y renegada. Creo que la encontraré en el auténtico Paraíso, y al otro:... "que le Edén".
Estupendo la forma de relatar con pinceladas de humor el antiguo testamento, que tantos no entendemos!!
ResponderEliminarBesos Moby.
Yo tampoco lo entiendo...Besos, Patri.
EliminarY no había algo referente a lo de montar en globo o algo así.
ResponderEliminarEso será otra versión de otro cuento..., jeje
EliminarY esa versión de la historia, solo de leerla! Si llegas a estar allí.... seguro que también te hubieras comido la manzana jajajajaja pero no habrías dejado que tus niños peleasen. Y en cuanto a tu armarío, de que no te he ubieras conformado, a que no? Jajaja
ResponderEliminar¿Te imaginas? el auténtico paraíso es el que estuviera lleno de armarios
Eliminar