"HAGAN JUEGO, LA SUERTE ESTÁ ECHADA... O NO"

Todos nacemos con la suerte debajo del brazo, buena o mala, siempre nos acompaña. A veces somos los que tiramos los dados y, otras, ellos hacen la tirada por su cuenta. El resultado, sea el que sea, no es definitivo, sino problemas  por resolver o soluciones que se nos regalan; no obstante, en ambos casos es efímera, son puntos de partida para empezar mejor o peor el camino; algunos dan sus primeros pasos por autopistas y, a otros, les toca por carreteras secundarias con más o menos curvas.

La infancia se viste entre algodones, sedas, viscosa, nailon, poliéster, arpilleras, o se queda desnuda. Así es y fue desde el principio de los tiempos y se mantiene. Aquí, esa modalidad de suerte se ha jugado con cartas marcadas. Es en este momento en el que comienzan los sueños para transformar el tipo de tejido en el que vino envuelto hacia otro menos recio, o perseguir telares de oro, si ya fueran de plata. La escalera de ese progreso no tiene fin, siempre se le añade un peldaño si la subida lo requiere. Unos lo hacen en ascensor y otros han de esforzarse con escalones empinados que nunca se terminan de subir para alcanzar lo mínimo en su supervivencia diaria. Este es el mundo, la realidad, lo que tenemos o de lo que carecemos.

Todo se mide y se pesa en función de la economía y de la clase social que ella aporta. La humanidad lucha sin tregua por ese ascenso al que considera sinónimo de felicidad basada en tener algo más que el vecino de enfrente, no en lo que necesita sino en lo que envidia del siguiente escalafón.

La suerte es la vida, tenerla, respirarla, abrazarte a ella y despedirte cuando se marcha contigo. Pero, mientras dure la partida, no hagamos trampas y no la culpemos de ser buena o mala con nosotros. Queremos ganar oros y copas, pero no olvidemos que también juegan bastos y espadas. 

Enseñemos a nuestros descendientes que no todo vale para ganar, el premio lo obtiene el que ha participado limpiamente, sin engaños, sin zancadillas, sin derrotar al contrincante sino a darle la mano para que ambos obtengan mejor suerte en ese juego que es la vida.