"NO MATAR POR ALGO, MORIR POR ALGUIEN"


Ayer, 12 de octubre, por primera vez, no le dediqué ningunas letras a la efemérides de nuestra nacionalidad. No vi apropiado hablar de territorios delimitados por ganancias de lo robado a otros pueblos a base de esclavizarlo y humillarlo desnudándolo de sus costumbres y sus riquezas naturales.

Colón no fue, ya está demostrado en la historia documentada, el gran descubridor del más allá de los mares. La ignorancia de los supuestos civilizados del mundo conocido aprendió que había vida y personas con su idiosincrasia a las que se les catalogó de salvajes y de que no merecían su tierra ni su raza. Desde nuestra península primero, y de otros europeos después, fuimos desponjándolo hasta la humillación de arrinconarlos y usurpar saqueando su cultura e imponiendo la nuestra. Ellos nos exigen nuestras disculpas, se las merecen, pero no está en ninguna agenda programado ese perdón merecido hacia la masacre a la que fueron sometidos con la aprobación de la realeza católica que capitaneaba ejércitos con el fin de la apropiación para su corona.

Y, a pesar del daño y dolor inmensos, ellos sí nos acogen y nos respetan. Muchos exiliados del golpe de estado del 36 huyeron hacia donde serían libres y encontrar una oportunidad sin preguntas del porqué ahora su casa era compartida. 

Mientras, en el 2025, acá, en España, se les consideran ciudadanos de tercera o cuarta; se les ataca sin piedad por su extranjería y su quita de empleo a quien su madre sí lo parió aquí, o sea, ¿ser español es ver la primera luz en España? o ser descendiente de varias generaciones que ya lo hicieron aquí? ¿Esa es la ley de los que se consideran patriotas?

Ser español es toda persona que habita España y punto. La nacionalidad no está en el ADN de nadie. Dejemos aparte la okupación de Colón como una victoria porque fue una matanza de inocentes a los que, sin piedad ni humanidad, nunca los reconocimos como hispanos de pleno derecho cuando desean venir y quedarse en la que, sin duda, muchas tierras con sus castillos, palacios y catedrales se erigieron gracias a la expoliación sufrida por esos pueblos saqueados y destruidos.

Así comenzó la historia de la historia: matar, robar, conquistar y anular razas y vidas con la imposición de esa supuesta nueva cultura invasora que despoja de creencias y leyes propias en las que cimentaron sus raíces. Nada nuevo bajo el sol.

No hay patria, hay personas. No se mata por algo, sólo merece la pena morir por alguien.

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