La palabra adolescencia deriva del latín ADOLESCENS (joven) y ADOLESCERE (crecer). Imposible no interpretarla en el sentido más real en ese transcurso de cambio hacia la madurez: ADOLECER, carecer. Este periodo es natural en el proceso de la vida y todos y todas hemos pasado por él. Eran las circunstancias las que movían los relojes con más o menos rapidez o, incluso, pasaba de largo sin esa parada y no se esperaba; la metamorfosis era instatánea y el hombre y la mujer amanecían una tarde obligada a dejar en blanco ese tiempo de transición hacia la mayoría de edad y de necesidades en su formación.  La adolescencia implica inseguridad, vienes de la infancia y caminas hacia un mundo de responsabilidad hasta el final. Las últimas décadas se implicaron en darle ese espacio para el proceso de cambio y aceptar que su falta de juicio para actuar o decidir se justificaba en el revuelo dentro de sus mentes y conexiones aún sueltas a falta de entrar en los enchufes neuronales pertinentes. Un...

  Cantaba Pablo Milanés,  a veces en solitario, otras en compañia, como la vida, que  el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos... porque mucho se canta a la vida, a la edad, al tiempo que, inevitablemente, nos conduce al fin de la historia: nacer, vivir, morir. Es esta una ley inquebrantable, natural y cierta.  Cuando dentro de tus propias paredes algo se extravía y vas en su búsqueda, encontrarás mucho más de lo perdido si lo hallases, te arriesgas a darte en las narices con momentos olvidados, escondidos en cajas de lata o cartón cerradas en el fondo del mar hogareño y desatarán un fuerte oleaje si las destapas porque tu memoria invadirá el espacio más allá de lo que pretendías. Cada objeto guarda un misterio por sí mismo, el hecho de conservarlo lo delata; algo grande lo condujo a esa estancia de sala vip que hoy es un simple trastero en un triste rincón. Fotos en blanco y negro con miradas sepias como las que guardaban mis padres, me avisan de los tiempos que d...

  Cuando avistas un tesoro y sabes que es el deseado, te lanzas a por él aun sabiendo que la travesía será dura y el porcentaje de triunfo escaso; calculé que no más del 10 %... y aún así, emprendí el riesgo dejando atrás ese 90 que me avisaba. Muchos peces inocentes a mi parecer permanecían en la orilla, pero caí en la trampa; eran los guardianes que aparentaban debilidad y me hicieron más fuerte en los comienzos. Fue sacar uno, sólo uno, y sus parientes, en bandada, formaron batallón contra la intrusa que era yo. El castillo amurallado tembló con sacudidas como un terremoto de 7 en escala Ritcher. Eran demasiados contra mí. Algunos cayeron vencidos, otros me tiraron. El ejército era fuerte y yo a solas intentaba esquivarlo. Fui sorteando flechas y tiros escondidos; mi escudo, los suyos que me apropiaba en su derrota de caídas desbaratados. Ante una presumible victoria en la que los creí en retirada, apareció el mando que se mantuvo estable durante la batalla; ahora, su cuerpo se ...

  Y el reloj avanzará hacia la 1, pisaremos, quizás, charcos alegres de una mañana fuerte que no hará sombra al mediodía. Habrá alguna lágrima perdida que se esconda entre la lluvia tras el sol despierto entre cortinas vigilante de nubes asistentes. Y llegarán nuestros pasos hacia la cumbre, cargados con mochilas de la suerte de vivir momentos de palabras entrecruzadas de monosílabos dependientes. Sellos que confirmen alianzas de tiempos nacidos de otros tiempos, y de tesoros con ellos. Unos minutos de gozo y armonía entre palmas, besos de retorno con los que os dieron la vida. Y entre tanto, papeles enamorados,  afirmando que el amor lo merecía.

Si tú  me vieras, si me vieras, cómo no ando aunque no quiera. La lluvia me habla a solas, sólo con ella, me cuenta su magia y sus penas. No camino, me paro en las estrellas, son mis amigas en noches frías. Abajo, en las aceras, árboles tiran sus hojas formando alfombras de puro rojas. Colores cambiantes, cabellos canos cantan edades y soledades. Si tú me vieras, si me vieras cómo no ando aunque no quiera Los charcos en las aceras lloran en alto que no los quiera. Se hielan y son diamantes bajo zapatos que no desparejan las noches medias. Sobre cristales no paseo aunque no quiera. Débiles y frágiles, aunque no quieran. Si tú me vieras, si me vieras cómo no ando aunque no quiera. Las calles me esperan, les digo nada, tengo prisas, mis paredes me avisan: ¡quédate, niña! y obedezco, fui yo quien les dio la teta. El sol se descubre, su sombrero cae a los suelos,  mejor cabellos que caballeros, dejando su espacio a las sinsombreros que ahora coronan sus obras los que no les abriero...

  Mi blog calleescuela1 cumple justo ahora más de tres años y medio de vida. Desde el primer día, hablé de cuáles serían mis contenidos: emocionales (los que hablan de mí y mis sentimientos), culturales, ideológicos y, por supuesto, de opinión. El nuevo mantra es la falta de libertad de expresión... Nunca lo sentí en estos años. Jamás me han censurado mis palabras en mis más de quinientas publicaciones. No dudo de que mis lectores no siempre estarán de acuerdo con mis escritos y eso es positivo. No soy la dueña de los pensamientos ajenos pero, si de los míos y los saco al mundo. Y lo hago desde mi seguridad de estar respaldada con pruebas fidedignas y bien documentadas. Sé distinguir las fuentes de agua limpia y fresca de las turbias y oscuras. Y es, desde estas premisas, en las que  baso mis opiniones que nacen de mis conclusiones, de mis lecturas y visualizaciones de lo que leo y veo y aprendo. No mato ni doy la vida por ninguna tendencia porque no va de eso.  Pero, sí ...

Según la R.A.E., el homicidio puede ser intencional o por imprudencia; el asesinato SIEMPRE implica una intención premeditada de causar la muerte de otra persona. Aclarada esta importante diferencia, no hay duda de la calificación que conlleva quién lo cometió. Ella ya sabía que IBAN A MORIR IGUAL. Tomó la decisión de ejecutar, en modo hitleriano, a pobres desvalidos de un seguro privado y los dejó a su suerte, a esa mala suerte de que fuera ella quién les asistiera de verdugo. De la manera más cruel, fueron falleciendo entre asfixias y finales extremos en la soledad más horrible hasta que los recogió esa mala muerte que ella, "esa IDA", programó en esas residencias del infierno para los más débiles e indefensos. El total, 7291 pero, aún restando 7290 ese 1 no habría sido sólo 1, era una persona que no podía defenderse en esa terrible agonía ordenada por una desalmada, sin alma y SIN PERDÓN. No fue pues, un homicidio, sino 7291 asesinatos y merece castigo y condena en un juic...

  Que dicen algunas lenguas, lenguas de doble filo, que la mujer se creó de un hueso masculino. Creencia popular,  catecismo escolar de escuelas del franquismo. Secuelas que no caen en el olvido de mentes irrisorias, salidas de un paraíso, con su fruto prohibido. Inculcan los sectarios, serpientes en árbol donde jamás habitó ciencia. Y a saber quién se comió  la manzana, esa que llaman maldita, seguro que fue ella, la más atrevida, que buscó alimento, para seguir pariendo y darle al mundo más vidas. Lejos de ese cuento del edén, donde a ella se la humilla, está una gran mujer siempre protagonista. La historia no lo sería sin una madre, mujer, que la escriba. Ella sí es la que creadora de géneros cada día. Es capaz de parir, de luchar y seguir  con sus noches y sus días. El hombre se asusta, demasiada valentía, imposible que saliera de una de sus costillas. El hombre, débil por natura, se esconde tras las faldas, por miedos y por envidias. Y los más ruínes atacan enfe...

He leído en la prensa un artículo extraño donde, supuestamente, demuestran que el ´procrasteritador´ (del latín: PRO ´adelante´ y CRASTINUR ´mañana´) lo es bajo una depresión que le imposibilita  la ejecución de sus responsabilidades porque su estado mental no prioriza sus deberes. O lo que es lo mismo, deja sin hacer en el presente aquello que le cuesta esfuerzo físico porque su mente está descoordinada con la realidad y el aplazamiento para otro día lo libera de esa atadura que lo corroe e incapacita... A  mi modo de ver, se están mezclando los chivos con las cabras. La depresión es una enfermedad grave que te saca del mundo real hacia otro que es la nada porque nada importa en ese espacio en el que tú no te importas y te anulas, pasas a un plano oscuro y sin horizontes a los que llegar; no hay metas, no te proyectas hacia ese futuro que no existe por rodearte de un presente invisible y descontrolado. Te olvidas de las necesidades fundamentales como alimentarte, dormir, vivi...

Mi padre nació en 1926, y hace varios años ya lo califiqué como el primer feminista por estas fechas en las que se recuerda la igualdad entre hombres y mujeres. Él trabajaba muy duro (de lunes a domingo) y, al llegar a casa, no se olvidaba de sus cuatro hijos y, por supuesto, de mi madre  cuya vida era llevar adelante a su familia. Formaban un tándem perfecto sin programaciones horarias de sus tareas. Iban sobre la marcha de la necesidad que se presentaba y la socorrían. Nunca existió el machismo en mi familia. La igualdad entre los unos y las otras era la premisa de nuestra educación. Nos criaron en la independencia del yo en las obligaciones racionales de que no hay que preguntar cuándo está la comida o dónde está esa ropa que no encuentro. En ambos casos y en otros muchos, tus manos estaban y tú con ellas para solucionarlo: aprende a cocinar, ocúpate de tu ropa lavándola, tiéndela y la planchas o no, ese será tu problema, pero nunca uno añadido a tus padres.  Hoy, casi cien...

MENORES (niños y niñas) vagan por mi barrio al son de gritos y del ruído de botellas estrelladas contra piedras ostioneras trimilenarias porque ignoran qué es el carnaval. Vienen provistos de bebidas muy alcohólicas que se meten entre pecho y espalda para entonarse hacia el vacío mudo sin rumbo en ese camino de andar y desandar las mismas calles porque su ciego no le dirige hacia lo que no saben  qué buscan. Van en pandillas, en parejas y solitario. Su única compañía es el vídrio que estamparán sobre paredes o adoquines cuando se agote. No sé cuál es su origen, imagino que no es el gaditano por su perdida orientación en sus pasos y en su vida. Muchas camas vacías esta madrugada interminable del primer sábado de un carnaval maltratado que nos invadió estos últimos años y que vino para quedarse. Desde mi balcón, veo el suelo acristalado con los restos de estos desalmados y desgraciados (sin gracia alguna) que deambulan con cantos inconscientes tanto como ellos/as. Ni una de sus voces...