"¿MURIERON LOS PAPELILLOS, LAS SERPENTINAS Y LAS RISAS?


MENORES (niños y niñas) vagan por mi barrio al son de gritos y del ruído de botellas estrelladas contra piedras ostioneras trimilenarias porque ignoran qué es el carnaval. Vienen provistos de bebidas muy alcohólicas que se meten entre pecho y espalda para entonarse hacia el vacío mudo sin rumbo en ese camino de andar y desandar las mismas calles porque su ciego no le dirige hacia lo que no saben  qué buscan. Van en pandillas, en parejas y solitario. Su única compañía es el vídrio que estamparán sobre paredes o adoquines cuando se agote. No sé cuál es su origen, imagino que no es el gaditano por su perdida orientación en sus pasos y en su vida. Muchas camas vacías esta madrugada interminable del primer sábado de un carnaval maltratado que nos invadió estos últimos años y que vino para quedarse.

Desde mi balcón, veo el suelo acristalado con los restos de estos desalmados y desgraciados (sin gracia alguna) que deambulan con cantos inconscientes tanto como ellos/as. Ni una de sus voces resulta amable; desconocen el arte del chirigotero, del comparsista y coros. Ya no se escucha tampoco el "Asturias patria querida..." del antaño, no creo que sepan dónde se ubica ni es que es una Comunidad Autonómica. 

Siento que han ultrajado a mi ciudad, mi Cádiz. La han violado en manadas. Han mancillado su tradición de alegrías por estas fechas en la que nos echábamos a las calles atraídos por su arte natural compartido con el pueblo al unísono.

A dónde fueron esos papelillos, las serpentinas que caían sobre el suelo y alfombraban de colores las pisadas trasladándolos con ellos allá hacia dónde caminaban.

El disfraz es escaso ahora. Quizás agonice porque no es apeticible en estas circunstancias para los gaditanos/as que, con orgullo y mucho arte, confeccionaban las risas para vestirse de lo que fuera y siempre triunfaban en su puesta en escena.

Según los datos fiables, el Consistorio ha invertido lo que no tiene, ni tenemos. Nos han invadido los lujos que son los únicos disfraces de este carnaval. Las arcas municipales se teñirán de números rojos por aparentar lo que no es. Salidas de dinero que no vuelven a las cuentas descuadradas. ¿Vivimos para el turismo y no para el pueblo? Ya sufrimos la longeva legislatura de Teófila y su deuda a proveedores que tanto costó sanear al predecesor del actual.

Volvamos a la sencillez, a la esencia, a la naturalidad de nuestra fiesta grande. No debemos adaptarnos a los visitantes sino lo contrario. 

No al turismo de papel protagonista ni a los botellones borrachos que distorsionan nuestro realismo mágico a cambio de un disfraz que no nos representa.

Y esa lluvia pronosticada para esta noche y que habría caído como agua de mayo se ha quedado en casa también. La entiendo.

Comentarios

  1. Echo mucho de menos esas calles alfombradas de papelillos y serpentinas en las que no se veía ni una sola botella.

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  2. Las buscaremos en la sección de felicidades perdidas...

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  3. Exacto. ( Nicasia)

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  4. Que razón llevas!!

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    1. Llevamos, querida Isabel. Tú eres de las buenas. Muchos besos.

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