"SIEMPRE, MIÉRCOLES"
Cuenta la leyenda familiar que todos los que llevamos mi segundo apellido tenemos un horrible despertar (lo afirmaba mi madre, que para ella era el primero). Pienso que se debe a la falta de glucosa en sangre porque nos recuperamos con la bebida de un café, un colacao..., y volvemos a nuestro estado natural, sea el que sea, no ocurren milagros, pero, al menos, somos ya capaces de emitir algún sonido que no se parezca a un bufido. La causa, quizás, la origine el sueño que nos ha poseído durante esa noche y que nos empuja a seguir aún en él hasta que esa toma azucarada nos devuelve, en parte, a la realidad. En mi caso, siempre es miércoles el día elegido por el guionista de mi pesadilla tan particular y, a la vez, tan recurrente. Si tenemos en cuenta que debe su nombre al planeta Mercurio, este subirá a su antojo en ese combate surrealista que mantengo con seres extraños que invaden mi casa, se apropian de mi espacio y mi voluntad al dejarme paralizada sin posibilidad de defensa frente