MICRORRELATO:"ZAPATOS ROTOS"


Sus pies se mantenían dormidos, sus ojos entreabiertos y, su mente confusa no atinaba a mandar órdenes al movimiento estancado. El sustento de su cuerpo era inestable, sólo calzaba un 34 y los vaivenes eran frecuentes y con ellos su apoyo. Con esfuerzo y concentración, daba un paso adelante e, inmediatamente, su pareja quería seguirle y lo intentaba. El siguiente movimiento era imposible si seguían juntos. Todo resultaba más lento y pesado para continuar a ese ritmo tan costoso de ir hacia delante. No tuvieron ocasión de avance, su tambaleo los arrastró tres pasos hacia atrás, volviendo a la casilla de salida  sin posibilidad de retroceso ni en el espacio ni en el tiempo. Detrás de ellos, sólo vivía la nada. No había opciones.

La mente del 34 se despejó de entre esas tinieblas que borraban los caminos muertos. Sus pies le hablaron: si nos descalzas de esos zapatos ajenos, podríamos acompañarte a dónde desees. Están desgastados, cansados, rotos y ya no encajamos en ellos. El 34 se apresuró en desnudarlos. Los miró con cariño: Cuánto daño os he causado por mis malos pasos. Andaremos por el mundo descalzos, nuestra piel está curtida y no teme ni las piedras del camino ni a los fríos inviernos. Ahora, sí podremos volar.

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