"VERSOS ASADOS: OJÚ, QUÉ CALÓ!"

Son las 4, y aún de madrugada,

Catalina no para.

Lorenzo está frito, 

trabajó hasta el delirio

aun siendo ayer domingo.

Ni fiestas respeta por ser él un astro,

más fuerte que un planeta.

Las calles son cocinas

a todo gas 

tanto que da igual

que sean vitros u hornillas

todas te inducen a llegar

a muchos más grados

de lo que se puede aguantar.

Las noches te despiertan,

ellas quieren bailar,

aman las jaranas

y no te dejan pegar ojo

para eso están las sábanas

pegadas como alquitrán.

La mañana llega en un rato,

y viene con maldad,

se prevén muchos rayos

que te quemen rostro,

espalda y demás. 

Volverás pronto a casa

deseando la navidad,

que caiga frío a chorros

y la nieve en tu sofá,

que esto no hay quién lo soporte,

envidio a los del norte,

sus paraguas y sus guantes

sin miedos que se les corte

su deporte estival.

Mientras, por aquí soñamos

algún fresquito,

¡por caridad!

Que el calor, si de la humedad

se hace amiga,

que llamen a Celestina,

que su gran experiencia

en conjuros, pócimas

y brebajes,

les dé a cada uno 

un viaje que los separe,

que no son saludables 

esas peligrosas amistades

de calores y humedades,

que ya la lio con Calisto,

Melibea y todos sus personajes,

cayendo por balcones, murallas

a causa de sus males,

dejándonos a nosotros,

los mortales, 

estos otros golpes

de calor, 

que te roban el valor

de comerte un potaje,

un puchero o un cocido

si quieres llegar vivo

 cuando acabe la pesadilla

de esta canícula visita,

que entra sin que le abras

por dónde quiera que pasa.

Con muy poca educación,

se adentra por un resquicio,

se instala en salón, portal

o callejón, 

te engaña como una sombra,

armado con dos pistolas, 

desenfunda  sus cartucheras,

sin darte pausa ni trincheras,

directo al freidor.

¡Mercurio, a ti te imploro,

por tu  cercanía con el sol!

aprovecha y pídele un favor,

que se aparte de la tierra, 

estos días de sopor,

que descanse de tantos ataques

y nos baje  grados 

que  señala  tu marcador.

Te prometemos ser más buenos

en los tiempos venideros,

dejar de ser un vertedero

de basuras que nos convierta

en el mayor estercolero.

Y con razón entendemos

que tu enfado, la antorcha

 haya prendido tu  cólera

merecida

con este fuego enfermo,

abrasándonos

 en este maldito infierno.