"SHAKIRAZOS QUE SALPICAN"

Las palabras, gestos, actitudes, bailes, músicas..., tienen en común las emociones de su creador, nadie las interpretará igual. Una canción contiene todos esos elementos y los lleva en  el alma del autor y de su intérprete (siempre que coincidan en la misma persona= el cantautor), Nos puede llegar o quedarse en el camino a los de fuera, dependiendo de lo contextualizada que esté para ahondar. En cualquier caso, es una creación propia y solo ella/él sabrá. al cien por cien, hasta dónde quiso llegar; pudo quedarse corto o pasar límites, El saldo del  descargo emocional es exclusivo, lo evaluará la única persona posible de hacer ese balance: ella (en este caso).

Más de un mes ha pasado, coincidió con la temida cuesta de enero y sus consecuencias tradicionales. En estas circunstancias, el mundo prefiere mirar hacia fuera y huir de sí mismo; Qué mejor espectáculo que unas pocas palabras bailables y llenas de mensajes aparentemente claros para encender un debate nacional en todos los ámbitos. Hubo comentarios de lo más variopintos, cada uno tenía el suyo: despecho, catarsis, desahogo; marketing perfectamente orquestado con fines lucrativos, gritos de una mujer desesperada de amor asesinado acusando a su homicida, denuncia de engaños paso a paso, alusiones a terceros implicados, defensa de la mujer herida que sale adelante con el corazón destrozado porque sigue viva a pesar de su pena, de su dolor, de su rabia, de su negación, de su no aceptación; es su duelo y ella lo vomita al mundo y tiene derecho a hacerlo. Cada cual lo gestiona como lo siente y como puede. Ella es poderosa y el impacto de sus gritos llega al universo.

Pocos lo pueden hacer con esa transcendencia, ni tan siquiera, en la consulta de un psiquiatra y de sus terapias por estar al alcance de pocos bolsillos que se lo permitan. Han de tragarse su tragedia y digerirla como puedan, en su silencio, o con muy allegados donde buscará un consuelo necesario; en el mejor de los casos, solo compañía, cariño y escuchadores.

Ella abrió su patio de luces y gritó alto, sacó sus miserias, delató culpables, tendió en cordeles sus trapos sucios para ventilarlos y sanearlos de la infección que la estaba pudriendo.

¿Y quién tuvo la culpa de este desastre? NADIE. El amor se siente cuando está vivo; si enferma gravemente, muere. EL desamor es trágico para el que sobrevive con esperanzas; el que las perdió empieza otra vida con nuevos sentimientos e ilusiones renovadas.

¿Cuestión de buenos o malos? No, el desamor no tiene culpables. Tiene fecha de caducidad en la mayoría de los casos; cuestión aparte es engullirlo a pesar de los peligros intoxicados que conllevan.

Quede claro que solo hablamos de emociones, de sentimientos vivos o muertos en personas sanas que no traspasan la barrera hacia el  maltrato: hacer daño por hacerlo. Aquí se trata de amar o no a la persona que adoraste durante un tiempo o una vida hasta que se dejó de sentir.