"A CARLOS, MI SOBRINO"

Llamarlo Carlos en la familia implicaría preguntarnos encongiendo los ojos, y unos segundos de duda. Él siempre ha sido nuestro Chicho desde que nació. Todo tiene su porqué y ese sobrenombre, también. 

Su cara y su físico recuerdan mucho al abuelo Gabriel, mi padre: es muy guapo y soy objetiva, es la verdad. Físico aparte, ha heredado el tesón, la voluntad, el amor propio, la dignidad y el espíritu de lucha por conseguir sus metas aparcando su vida un tiempo en el garaje del estudio y la concentración: preparar oposiciones que requerían constancia y pocas horas libres para ese descanso mental y físico que le faltó en muchos momentos. 

Y, ayer miércoles, madrugó la gran noticia: La plaza, en Cádiz, la que nos parecía sólo una quimera, ya es suya. Se convocaron a nivel nacional y era complicado, pero ya lo tenemos de vuelta a casa. 

Eres un privilegiado, tu hermano también. Vuestro padre y vuestra madre (mi hermana Dori) no os han dejado nunca de la mano. Os han acompañado durante todo el camino y, sin duda, lo seguirán andando muy cerca y en silencio.

Tú, Chicho, sé que hoy es un día añadido de alegría. Y me alegra el alma verte feliz en el podium  triunfal en lo alto del pedestal con la medalla y la copa merecidas a la perseverancia, la esperanza y el rigor con los que te fortaleciste y ganaste. Ganamos todos, porque el que llega a dónde se propone, es el triunfo de todos.

Y, sin duda, formarás tu familia con ese amor inmenso con el que te han cubierto desde antes de nacer y que, dada su grandeza, queda mucho para crear y criar en los tiempos del mañana.

                                                       ¡¡¡ENHORABUENA, CHICHO!!!