"CUANDO YA NO QUEDAN ACERAS, CUANDO SÓLO SOBREVIVE EL HAMBRE"

Nene, sube a tu cuarto,

descálzate sobre la alfombra

para no enfriarte.

Hijo mío, se fueron los cuartos,

no hay zapatos para calzarte,

sólo alfombras de polvo 

y calentarte.

Nene, no veas la tele,

sólo noticias tristes

de muerte y hambre.

Hijo mío, el mundo nos ve

mirando para otra parte.

Nene, haz los deberes

y serás importante.

Hijo mío, hoy aprendiste mucho

de guerras y maldades,

ojalá, algún día,

puedas olvidarte.

Nene, si no peleas con tu hermana,

te dejaré la play de recompensa.

Hijo mío, si encontráramos a tu hermana,

que esté viva,

nos abrazaremos fuerte,

seremos nuestra defensa.

Nene, tómate la leche antes de que se enfríe.

Hijo mío, mis pechos están secos,

escarbaré un pozo sin sangre,

sin derrarmarse.

Nene, no te destapes,

iré a verte cuando duermas.

Hijo mío, acurrúcate bajo mi cuerpo,

mi calor será tuyo

aún con tinieblas.

Nene, súbete a la acera,

nunca camines solo por la calzada.

Hijo mío, busca un lugar cubierto,

escóndete bajo esas piedras.

Nene, ya está la merienda,

ve a la cocina, ve a la mesa.

Hijo mío, si encuntras un trozo de pan,

sacúdelo y tendrás algo en el cuerpo,

algo dentro.

Nene, es la hora del baño,

el agua ya está en su punto.

Hijo mío, ya no hay esa hora

no quedan puntos ni comas.

Nene, ponte el pijama,

reza a tus cuatro angelitos

que cuiden tus esquinas.

Hijo mío, encontré una manta roída,

dormirás tapado esta noche;

no quedan ángeles,

no quedan esquinas.

Pasemos esta noche,

Pasemos juntos el hambre,

que no sé mañana,,,

si podré taparte.

¡Ay si tuviera cebollas,

las del poeta,

para llorarte!