"COMO DECÍA MI ABUELO..."

 

Como decía mi madre, que a su vez decía su padre, mi abuelo Paco, al que nunca conocí: "qué persona más obtusa"! refiriéndose a aquella cuyas respuestas siempre eran lo contrario a lo que se le preguntaba, no escuchaba, no razonaba, sus palabras eran un mantra; no importaba de qué se hablara, ya tenía su frase perpetua para responder lo mismo. Imagino que  ese calificativo de obtuso viene de su antónimo agudo, o sea, que no esperes sorpresas ni ingenios en él porque carece de fondos y formas del raciocinio suficiente para cambiar y evolucionar. Se quedan atascados en una trampa, en una cueva, en un bosque muerto y no saben salir de ahí. Son personas temerosas de la vida y creen que cambiar sus pasos los conducirán a ese abismo sin salidas porque jamás nadie le enseñó que los caminos son infinitos y las direcciones, en ellos, también.

El diálogo es imposible; la dialéctica, una utopía. Van más allá del YTÚMÁS porque restan y no suman. No aportan tesis, ni su antítesis y la síntesis, no la convocan en sus mentes. No se trata de pensar diferente al resto sino de pensar y, a partir de ahí, tener ideas propias y de sacar conclusiones personales con las que inaugurar su cerebro tan lleno de telarañas. 

Y con tanto obtuso, la imagen de su ángulo es la   del que se queda tumbado en su respaldo, panza arriba en tantos grados de impasividad por cambiar hacia lo  agudo. Nació así y no piensa moverse de su poltrona mental. 

Tenemos 360 grados angulares para movernos libremente, abriendo y cerrándolo cuantas veces sean necesarias. El aprendizaje  de ver y mirar el presente obliga a hacer cambios en ese compás articulado según las circunstancias. Los ángulos viven en triángulos, cuadrados, pentágonos, hexágonos..., elige la que quieras, según tus razonamientos e ideales; lo importante es que elijas acorde a lo que sea coherente contigo y con la humanidad. Huyamos de los círculos, son cerrados, no tienen ángulos, no tienen salidas.