Tal día como ayer, seis años atrás, cogí la senda que nunca volví a pisar. En cabeza nublada, muy oscura, llena de ideas y locuras, apareció llama brillante, grande y pura, capaz de iluminar ese camino  un poco, que podría andar hacia delante. No miré atrás, nunca lo hice, lo que ya se vivió, ya no renace. Siempre hice lo que quise, siempre intenté lo que me place, vivir en contra de mí, de mis bienes y de mis males, solo me encontrarían en condiciones tales. No presumo de cordura ni me jacto de locura, cada uno tiene su mundo, sus pensares y pesares, y nadie entiende a nadie, y no siempre nadie es alguien, ni nadie es más o menos que nadie. Lo más difícil de vivir es ser ese alguien y no ser nadie; se trata de coincidir el tú que eres y ese tú que no quieres,  aceptar a cada uno, acercarlos, presentarlos, que se conozcan y se respeten.   Cada uno tendrá su alguien, hasta reconocerse. Llegará el momento,  es posible que llegue, que se aúnen en ese encuentro, y se reúnan uniéndose en

Creer o no creer esa no es la cuestión. Creer en o creer que es la distinción. Creer en, es confiar. Creer que, es dudar. Creer en, es seguridad, Creer que, desconocer la verdad. Credos ciertos, credos dudosos. dan paseos en nuestro camino. A veces, con pies firmes, a veces, con pies que bailan. se acercan, cómo pueden, a su destino. Nadie al llegar a la tierra, tendrá jamás certeza, de cuándo acabarán las creencias. Puedes creer, o no,  cuando empiezas,  pero no será hasta  aparecer la evidencias, que tú tengas o no, la creencia absoluta, sin regir más compañías,  que lo que creíste fue cierto y acabar con las dudas de un sinvivir incierto, a otro convivir concierto.

  Palabras caras por ser queridas llegan sin descanso, no tienen sueño. Rebosantes de sueños cruzan como estrellas en infinito movimiento. Cien, cientos, trescientos se entregan al amor y se devuelven  al comienzo. Nunca es la última, nunca es de noche, no existen pausas, el amor no conoce las buenas noches.

  Tener brazos y  piernas y movilidad en ambos, no es tan normal; a veces, se convierten en auténtico lujo: la independencia. Elegir lo que puedes tocar, levantar y hacerlo es elegir tu libertad. Mover las piernas, tus pies es caminar hacia dónde deseas por ti mismo, es decir, hacia el infinito; es renacer. Pasear, caminar, andar..., es disfrutar del camino hacia ningún destino previo, de eso se trata. Que tus pies vuelen y decidan. Que el rumbo lo marque lo desconocido, lo que está por venir. Dejar las brújulas apagadas, que sean las personas, los vecinos de ese camino los que te ayuden a encontrar aquello que aún no ha aparecido y que sabes que está por ahí.  La información que te proporcionarán será única, te darán datos precisos y muchos que sólo les pertenecerán a ellos. El boca a boca en la historia de los tiempos es un aprendizaje exquisito y exclusivo. Quién mejor que el historiador que habla en primera persona para contarte lo que fue y ahora es. Nunca un GPS te conducirá por

  Andad, pies, andad, no paréis. que el mundo es vuestro y está a vuestros pies. Pasos, pasos, pasos..., no miréis atrás, seguid adelante, que la vida es eso, caminar. Nadie marca el regreso de lo que no se ha ido. Andad, pies, andad, no paréis, son pasos perdidos, pero contados. Que todo lo andado, no se da por perdido, Que todo lo andado, será bien recibido. Que todo lo andado, se queda guardado. Que todo lo andado, será recordado. Que de los pasos dados, se crean vidas, se crean historias, renacen sombras, matando las oscuras viviendo las otras.

  Una vez escuché a alguien, cuyo nombre sí recuerdo pero..., en fin, que todos tenemos el corazón en la izquierda pero, la cartera en la derecha; daba a entender que solo lo somos de pensamiento hasta que el dinero te hace alterar tus inclinaciones. A partir de esta tontería, que ni tan siquiera se puede considerar como premisa, os diré que siempre fui, soy y seré de izquierda de corazón (de hecho, el músculo está en ese lugar también), mi pensamiento y mi sentir ideológicos solo pueden vivir en ese espacio y creo que ha quedado patente en muchos de mis relatos ya publicados.  Por otro lado, de haber aprendido a moverme tanto con la izquierda como con la derecha, me habría habilitado para seguir con mis relatos a partir de ahora y no tener que cerrar mi blog por un tiempo indefinido. Me explico: no soy ambidiestra. Mi mano derecha, junto con mi brazo, tendrán que estar inmovilizados durante unas semanas..., ya que la intervención, a la que me someteré mañana, paralizará también estos

  Aventuras se mueven  al son de los vientos, los cambia ese aire, los respira ese aliento  de tiempo en tiempo. Desventuras se mueren al son de sentimientos, los cambia ese no siento de tiempo en tiempo. Aventuras, desventuras;  desventuras sin quiero,  aventuras con miedos a bajarse del cielo, de tiempo en tiempo. Levante, poniente, aires potentes, que nos mueven la vida, de tiempo en tiempo.

  Apenas las siete y media, el sol se despereza y bosteza lentamente antes de aparecer por su escenario. Él creía que ya lo ha visto todo, no es así. Hasta hace solo un par de años, lucía su salida triunfal, cuando se subía el telón, desde una gran montaña situada al este de donde me encuentro. Le han alterado ese momento estelar de asomarse despacito hasta completar su imagen. Le han robado su papel de estrella, de astro rey por estos pagos. Ahora, tiene que abrirse paso entre grúas casi tan altas como él. Queda relegado a un papel secundario; le robaron el principal para siempre. Por aquí, cualquier metro cuadrado sin asfaltar es motivo suficiente para que crezca a lo alto, rodeado de vigas férreas cubiertas de hormigón vestidas con escasos ladrillos y mucho  pladur. Si viniera el lobo, lo tendría fácil con medio soplido y se acabaría el cuento enseguida, sin más opciones donde refugiarse. Obreros comienzan su jornada desde el minuto cero acordado en su convenio. Los veo cada mañana,

 Ojos dormidos sin sueño no despiertan, no tienen sueños, párpados vigilantes,  que no pase el viento. Cerraron avisando,  no me esperes,  me espera un largo invierno. Pestañas desrizadas, pobres de tanto llanto, se aúnan con el resto: que no pase nadie, no quiere su dueño. aguas saladas de sus adentros, manantial infinito brotaron y brotaron, desde el silencio, hacia lo muerto. Pozos secos, gastados y sin aliento, dejaron paso a canales nuevos. Cayeron rocas, cayeron piedras, dejaron miradas entreabiertas. La sal que era ya  piedra, se quedó dormida ya no la esperan. Le toca a su hermana, lozana y buena. ¡Bienvenida seas, bendita agua fresca!

A mis ocho años, se nos decía que todo lo malo y peligroso que estaba ocurriendo en el mundo era culpa de los ESTUDIANTES, era una palabra constante en las noticias de la radio, televisión, prensa y en cualquier corrillo, de escasos componentes, eso sí, por estar prohibidas las reuniones en la calle que sobrepasaran lo permitido por la ley del dictatorísimo militar de voz débil, poca presencia y escasa inteligencia. Esos temidos estudiantes, lo eran (temidos y estudiantes), representaban la voluntad del cambio de lo establecido hasta el momento. Esa posguerra mundial tenía sus días contados en Europa, pero no en España. El origen francés de esta revolución, en París, mayo de 1968, y bajo el lema: INTERDIT D´INTERDIRE (prohibido prohibir) venía a instaurar  las libertades prohibidas para toda la sociedad, en especial, a la juventud. Querían cambios, los necesitaban; el mundo antiguo de la doble o múltiple moral tenía que morir. La revolución había nacido en el corazón de Europa y, pront

 Las connotaciones son aquellas sensaciones que se experimentan a través de los sentidos y que duermen en nuestra inconsciencia. Quién no ha viajado a un momento de su niñez con un olor a puchero de su madre o abuela; quién  no se ha emocionado oyendo un nombre concreto para bien o para mal; quién no se ha sobresaltado por un roce de piel con piel sin buscarlo; quién no ha sentido mariposas en el estómago por alguna palabra o expresión; quién no se ha estremecido por sonidos de alguna canción; quién no ha vuelto a un estado ansioso al escuchar o visualizar un lugar dónde vivió, vivió dolor y alguna alegría y convivió rodeado de tristezas. Nuestra mente es un archivo donde guarda todos los momentos de nuestra existencia. No solemos ser conscientes del porqué, solo algunos salen al exterior manifestándose, con vida propia, en algunas ocasiones y te remontan a vivencias pasadas sin llamarlas. Son disparadores que te ponen en alerta para que resuelvas situaciones pendientes que aún viven d

Si partimos de que un cuento es una historia donde un personaje vive una sucesión de acontecimientos  cuyo desenlace se determinará  en función de haber sabido elegir la opción correcta,  a partir de esas determinadas vivencias, tendremos una feliz historia para contar. El contenido del cuento se desarrolla entre la fantasía y  algunos tintes de realidad o, por qué no, la realidad teñida de fantasía. No, no siempre es fácil meterte en su piel, no solo en la del protagonista, los personajes que lo abrigan, o desnudan, interpretan su papel en el contexto que marca el principal. Son secundarios a la acción, solo se espera de ellos que sepan entender la situación, no que la interrumpan por su falta de comprensión;  En el cuento, el héroe o heroína, no tiene que serlo por su perfección ante la adversidad, ni por ganarle al dragón, ni conquistar a un amor. Sus defectos, inseguridades, errores lo humanizan, quizás, mucho más que en su realidad. Se muestra tal cuál es; esa es su valentía: no t

  Cuando te halles en estrecha vereda, donde el espacio se perdió, no te demores,  no dejes más huellas, que no duela más ese herido corazón. Caminantes con piso firme rellenaron esas marcas perfiladas con amor. Hoy, camino seco, solo lo habita el dolor. Sal, no te detengas, vienen tormentas, vientos nuevos arrasando lo anterior. Que no vean esas angostas tierras, cómo te apagas,  que no vean posarse la nieve en tu cabeza, que no vean nacer arrugas donde aún vive tersa de solo la media vida y, que te queda la otra media. Completa esa vida, ella te espera, en el borde del camino, en una nueva frontera, donde tu fijarás las lindes hasta dónde tú quieras.

  Se tiene la creencia, desde el nacimiento de las lenguas, de que los géneros en las palabras que no poseían sexo explícito, como las  personas o animales,  se les fueran adjudicando en función de lo que provenía de la naturaleza (femenino) y de lo que se creaba a posteriori de ya estar el mundo creado (masculino). Discutible o no esta anciana teoría, de lo que no hay duda es de que el único planeta del sistema solar que goza de feminidad es el nuestro, LA MADRE TIERRA. Ella engloba la creación, el principio del todo; ella nos protege, nos alimenta, nos acoge y nos ama. Decían que una madre es para cien hijos, pero que cien hijos no lo son para una madre. Así es, Ella nos da todo lo que tiene y se reproduce en sí misma buscando el pan de cada día para que no nos falte en la mesa. Pocos son los agradecidos, desde su lejano origen, que le han devuelto todo lo que nos da; vamos a su casa, le vaciamos la despensa, no devolvemos sus fiambreras olvidadas en cualquier sitio que no le corresp

 Que hay días negros, grises y, para Luz Casal, marrones es algo ya comentado, no es novedoso. Pero,       ¿ qué hay de los que se denominan NUDES?;  acabo de catalogar con ese color, a todas aquellas veinticuatro horas que están pero no son, días tontos que no tuvieron más vida que las que marcó el reloj. El color nude es aquel, aparentemente invisible, que simula el tono de la piel y no hay nada destacable cuando lo llevas encima ni debajo. Es una manera de pasar desapercibido sin que te vean pero, sí, mirando tú a los demás. Es, claramente,  un color desnudo, sin gracia ni palabras porque no aporta nada a nadie. No es amargo ni triste, es solo vacío. No, no están prefijados en ningún calendario desde el 1 de enero; nadie sabe cuándo ocurrirá pero, no cabe duda de que lo habrá.  La rutina, el aburrimiento, el no pasar  a pesar de que estén pasando, la repetición de la nada o, incluso, de lo mucho; observar desde tu ventana cómo se mueve el mundo sin saber a dónde va porque va pero no

  En el camposanto de los ya sin vida, respiran tapados dos amores, en apariencias, muertos. No tienen nombres tallados, ni tampoco piedras, la losa pesada, la llevan dentro. Hablan desde el silencio para no ser descubiertos. La eternidad oscura habita entre ellos. No pueden morir en esa vida prohibida. Solo ramas y sus hojas caídas, los enlazan en ese desierto. Tijeras externas las cortan antes de su encuentro, no sea que en un descuido, compartan más que unos sueños. Dos vidas cortadas repletas de vida; si alguno de ellos lograra escapar de ese tormento, sin duda, las cadenas que amarran sus cuerpos, romperían tristezas en un solo sentimiento. Amores lejanos, matados muriendo, se nutren de los viejos tiempos. Presentes muertos, pasados de recuerdos, futuros esperanzados si son descubiertos. No muráis en vida, que solo mueran los miedos.

 Cuando escribía un texto o esquema en la pizarra en alguna clase, llegaba el momento inevitable de tener que borrar la parte del comienzo para continuar con la siguiente porque faltaba espacio. Sucedía varias veces durante esa sesión. Siempre se me venía a la mente lo fácil que es borrar lo que ya pasó para seguir caminando por nuevos espacios. Todo pasa, todo fluye. El pasado se esconde tras un borrador que hace lo que puede pero siempre deja alguna huella de la tiza marcada en el encerado. A veces, no tenías más remedio que usar un paño con agua y dejarla como nueva, sin recuerdos de que pasamos por allí. A menudo, se escuchaban voces suplicantes  que no lo borrara aún, que les faltaba tiempo, eran más lentos... o, también algunas otras que no entendían mi letra y preguntaban qué ponía ahí, no todo se entiende fácilmente...  La vida es un tablero, verde, negro, oscuro para resaltar la blancura cuando esta aparece. Esos breves momentos en los que unas letras a contraste con el fondo,

 "Saben aquel que diú...": Un paciente le pregunta a su doctor, ¿de qué horóscopo me hablaba? ¿libra, piscis...? no, le dije: ¡¡¡CÁNCER, CÁNCER!!!. Con este antiguo chiste del inolvidable Eugenio como introducción, se modifica una vida que puede o no, dejar de serlo dependiendo de lo caprichoso que se muestre en su diagnóstico. Él entra en tu cuerpo sin avisar, sin permiso y se instala cual okupa, porque sí, porque le da la gana, no hay más. Ha sido el invitado indeseable, jamás se le invitó ni tan siquiera por cortesía. Su falta de educación y modales para entrar "como Pedro por su casa" es muy descarada; no puedes darle con la puerta en las narices, no serviría de nada. Hay que ser más listo que él, aceptar que ha venido pero no darle asilo con derecho a cocina y demás privilegios. Debe saber, desde el primer momento, que no es amigo de nadie por mucho que se quiera hacer con el territorio; todo lo contrario, es el enemigo y hay que decírselo cada día, en cada mom

  Al parecer, el sistema de porcentajes nació en el Antiguo Imperio Romano. Su emperador por entonces, Augusto, estableció un sistema de impuesto consistente en pagar un tributo de 1 sobre 100 de la ganancia obtenida en cualquier subasta que tuviera lugar dentro de sus dominios. A finales de la Edad Media, este sistema se fue ajustando a un concepto puramente matemático y, así, nos ha llegado hasta la actualidad. La regla de 3 para calcularlo nos la enseñaron pronto; es imprescindible moverse por el mundo para entenderlo..., o no. Dividir entre 10 y multiplicar por otro número entre el 1 y el 9 es muy fácil. Tanto que no se necesita ni calculadora si no existen decimales. Nos ajusta la cantidad de nutrientes en los alimentos; nos vaticinan los resultados de los sondeos en alguna encuesta electoral; aplicados a las rebajas, siempre son bienvenidos; nos miden la cantidad de sustancias tóxicas hasta alertarnos del peligro cuando este se acerca. Las estadísticas se nutren de porcentajes y

  Cuerpos desacerados  de muchos inviernos, con otoños previos de hojas caducas, van mostrando su tronco al viento. Veranos ardientes quemaron ramas felices y otras, no tanto, asoman sus grietas  que marcan los años.  Ahora esperan milagros y siguen a la espera de esta inesperada primavera. El sol se esconde y duda si aparecer en este bosque. Teme quemar esperanzas en las nuevas hojas asustadas por si se agotan. Frutos malditos brotan envenenando raíces distraídas, sin mirarse al espejo  para no verse. Débiles carcasas se transparentan sin remedio, entrarán, quizás, en largo sueño. No te duermas aún, aún estás a tiempo.

  Desde que compras una vivienda, ya sea por imposición del banco si está hipotecada o porque la quieres tener protegida ante todo y todos, contratas una póliza de seguros. Te quedas muy tranquilo sabiendo que tu casa y tú dormís a prueba de cacos y de otros peligros. Quizás, eso era así hace muchos años, pero hoy, no. Has de llamar a un número 902 (si es fin de semana), tardan en responderte y atenderte lo suficiente para que esa comunicación te cueste, al menos, 30 euros (gran parte va a la misma empresa...). Se ponen en contacto contigo otra entidad (si has obtenido el visto bueno previamente, no siempre es así...) y te da una cita para acudir a tu domicilio. La mayoría de las veces, no atinan con la avería y te dicen que esa parte ya no la cubren ellos. Otras, que es la comunidad la que se tiene que hacer cargo del problema y, en algunas ocasiones, que solo te cubren el desplazamiento y que su trabajo se cobrará por las horas trabajadas a precios desorbitados. La entidad asegurador

 Al ser mi padre funcionario en aquellos tiempos, no tenía derecho a la seguridad social (paradójico, sí); las consultas médicas debían ser a médicos de cabecera (hoy, llamados médicos de familia) privados, de pago. Estas visitas periódicas se convertían en un auténtico sacrificio desde su mermado sueldo para que la salud de sus cuatro hijos estuviera siempre controlada. No olvidaré nunca la primera vez que acudí. Era una casa preciosa con jardín, en plena avenida principal (era la única que había entonces...). Nos abrió su mujer/enfermera cuya vivienda también compartía con el consultorio. Me enamoré de ese ambiente, Era muy cálido y acogedor. Sería mi sitio perfecto para vivir cuando fuera mayor. Todo era mágico. Entrabas con alguna dolencia y salías sonriente con tu caramelo sanador. A los 15 años, conocí a un estudiante de medicina con el que, ocho años más tarde, me casé. Montamos nuestra consulta donde yo hacía doblete como aquella señora con su marido doctor. Más tarde, compagin