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"LOS INDULTADOS"

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   "   De todo quedaron tres cosas: la certeza de que estaba siempre comenzando, la certeza de que había que seguir y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.   Hacer de la interrupción un camino nuevo, hacer de la caída, un paso de danza, del miedo, una escalera, del sueño, un puente, de la búsqueda..., un encuentro."  (   Fernando Pessoa)   Con un fuerte y sonoro silencio me recibieron las olas, se arremolinaron a mi alrededor, como un corrillo de niños durante el recreo, queriendo escarbar en mis secretos. Por fin, una de ellas habló: ¿Por qué huiste de la montaña?, lo soltó así, como lo hacen los seres puros, con toda su inocencia. Le respondí lento, queriendo poner palabras inesperadas a esa difícil cuestión..., la montaña enterraba mi dolor escondiéndolo de mi vista pero con tan poca profundidad que, apenas caían tres gotas, volvía a asomarse retornando a casa enseguida. La montaña siempre está quieta,...

"EL ORGASMO DE LAS OLAS"

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  "De qué callada manera se me adentra usted sonriendo..." Así me saludaron las olas al verme vestida de sonrisa. Me preguntaron si la estrenaba; les contesté que sí. Los lutos habían dejado su espacio a las flores y a la primavera. La tormenta descargó y solo sus parientes de lluvia fina y limpia se quedaron. El sol, siempre vigilante, se alternaría con la bella luna en su corto espacio de descanso en el Paraíso. Dejé a las olas jugando con sus rocas enamoradas y observé cómo iban y venían roneando con ellas antes de hacer el amor como cada día, como cada tarde y como cada noche según los impulse la marea. Se aman con mucha calma, con mucha pasión, entre nieblas y con claridad. La marea va y viene según sus tiempos:  las olas y sus rocas aprendieron a mirarse, a tocarse, a besarse y a ser solo uno en esos breves e intensos espacios donde llegaban a la vez.