Poco más de 48 horas; abrirán los espacios habilitados custodiando urnas vacías anhelantes de ser portadoras de buenas noticias para un país deseoso de no perder lo ganado en cuatro décadas a base de luchas sin sangre porque esta se vertió hasta decir basta hace ocho.  España, el país de todos los españoles, porten o no esa bandera de la que se han apropiado una secta peligrosa, como lo son todas esas agrupaciones, tiene derecho a vivir mejor en todas las estructuras que la componen: social; económica; política; aconfesional, sin intromisiones de carácter público en la religiosidad individual, ni aportando ni restando lo que sólo pertenece al interior de la persona.  Aceptando al que nos pide ayuda desde la situación precaria o bélica que le obliga a huir de ese horror. Porque la historia, reciente, nos cuenta que fueron muchos de los nuestros los que igualmente hicieron el camino inverso ochenta años atrás. Y eso salvó vidas de una muerte o cárcel injustas. La mujer es una persona,