"VERSOS NACIENTES: EL RÍO QUE NO CESA"
Si las aguas inquietas no bañan momentos antiguos por llegar a viejos, por sentirse muertos sin brújula, sin movimiento, sin sabor a nuevo, con dulzor amargo de estancamiento de remolinos yertos. Si ese río nos espera, si ese río anhela limpiar sus cauces y sus miserias de tantas horas muertas, de tantas esperas desiertas. Si ese arroyo llora con desconsuelo, por verse abandonado con sus tristezas, sólo, vacío, con tanta riqueza. Si esas aguas limpias, cristalinas y templadas ahora, por la quietud de esas olas de mares llegadas, de océanos nacidas: nada nos falta, nada nos sobra. Estamos completos, impolutos de sombras que nos oscurezcan. Las aves que sobrevuelan tendrán su propio nido, sus otras horas. El río tiene un jardín, y el jardín, sus dos rosas.