"CIEN AÑOS ATRÁS..."
Como decía Eugenio D´ors, la historia es un péndulo con un vaivén imparable. La culpa no es del reloj que lo sostiene sino de los que no permiten que salga de ese compás repetitivo que señala los regresos a ese ayer desmemoriado, sin conciencia de esos recuerdos olvidados, dejando un vacío estremecedor propicio de rellenos muy peligrosos. En los locos años 20 de siglo pasado, el ambiente europeo respiraba la inconsciencia de la tremenda primera guerra y miraba hacia ninguna parte buscando sanarse, en esa ceguera, del dolor sufrido. En esa calma aparente, los perdedores se armaban en busca de la revancha de esa derrota. No se quedaron impasibles. De poco a poco y de puntillas primero, esas cabezas huecas, tan moldeables por cualquiera que les condujera sus pasos hacia alguna parte, fueron barro en manos de líderes que les soplaban vientos de riqueza, pureza y expansión para volver a esos tiempos gloriosos de tierras y privilegios. Tiempos convulsos, revueltos Ese vaivén ya tenía su dire