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"CUENTOS ARRIMADOS A LA ABUELA: DADA Y LA MAGIA MÁGICA"

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Nana observó cómo se reía Dada al comentarle que el título del nuevo cuento parecía contener un perogrullo. Ella desconocía el significado de aquella palabra pero sí le pareció divertida.. Nana sabía que no lo era porque no todas las magias están libres de trucos ocultos que engañan fácilmente a sus admiradores. La mañana era muy fría y, por eso, el sol se encargó de asomarse a su enorme terraza colocando sus rayos abiertos como una sombrilla en agosto. Ellas ya estaban en el parque dispuestas a todo lo que pasara por cualquiera de las paredes invisibles que las rodeaban marcadas por grandes árboles que dirigían los caminos. Hubo uno que las llamó por sus nombres y les indicó por dónde ir. Sabían que era de confianza y no lo dudaron. Al llegar, ese sol se tiñó de un blanco reluciente cuya luz alumbraba a muchos paseantes que ya lo disfrutaban. El frío y ese  sol abrigador se unieron como nunca formando un manto repleto de sorpresas que irían cayendo sobre todos ellos. De pronto, Dada y

"CUENTOS ARRIMADOS A LA ABUELA: DADA Y LA NIEVE TEMPLADA"

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  Dada aún recordaba su primera casa dentro de mamá. Allí todo era diferente, no había juegos ni juguetes, ni tampoco noches ni mañanas; su distracción favorita era recorrer de arriba a abajo el angosto espacio que le iba quedando según iba creciendo. De sus muchas volteretas iniciales, ahora, solo sus golpecitos con las manitas y los pies eran sus únicas manifestaciones con el exterior. Mamá y papá recibían sus mensajes y le hablaban dulcemente a sus toques de atención. La comida siempre estaba en su punto para ella; tenía hilo directo para recibirla en cualquier momento. Esas eran las costumbres de Dada durante aquellos meses lunares que la protegieron antes de que viera los días soleados. Llegó el momento, y ya fuera de su universo particular, todo cambiaba. Tenía espacio amplio, ya no existían las estrecheces de antaño y eso le gustó. Pero, ese calorcito que la envolvía desapareció con el nuevo aire y hubo de buscarlo enseguida entre los cuerpos de mamá y de papá que la mantuvieron