Quiero dedicarte los versos más dulces este día, como la madrugada que pare el sol de la noche oscura, amanece la esperanza de la vida. Latir el corazón, no es respirar el aire oscuro que pasea perdido. Sentir el corazón es nacer de la muerte en vida. Soñar es luchar lo que no vemos todavía. Despertar, alcanzar la luz que se apagó aquellos días. Seguir, gritar que la llama de las almas que suspiran aquellos momentos, de segundos infinitos, nunca ausentes de la memoria y del olvido. Amar lo que fue, lo que es y y lo venido. Nunca un amor, si lo ha sido, jamás, se creerá vencido, que los perdedores, solo por estar muertos, no lo han conocido; y que perder el miedo a lo sentido, es volver  a la eternidad, renacido.