Tal día como ayer, seis años atrás, cogí la senda que nunca volví a pisar. En cabeza nublada, muy oscura, llena de ideas y locuras, apareció llama brillante, grande y pura, capaz de iluminar ese camino  un poco, que podría andar hacia delante. No miré atrás, nunca lo hice, lo que ya se vivió, ya no renace. Siempre hice lo que quise, siempre intenté lo que me place, vivir en contra de mí, de mis bienes y de mis males, solo me encontrarían en condiciones tales. No presumo de cordura ni me jacto de locura, cada uno tiene su mundo, sus pensares y pesares, y nadie entiende a nadie, y no siempre nadie es alguien, ni nadie es más o menos que nadie. Lo más difícil de vivir es ser ese alguien y no ser nadie; se trata de coincidir el tú que eres y ese tú que no quieres,  aceptar a cada uno, acercarlos, presentarlos, que se conozcan y se respeten.   Cada uno tendrá su alguien, hasta reconocerse. Llegará el momento,  es posible que llegue, que se aúnen en ese encuentro, y se reúnan uniéndose en

  Que nadie sigiloso perpetre el alma libre cuando  conquiste un corazón.  Que nadie se deje mentir con palabras de hiel envueltas en miel.  Que nadie corte una emoción con cuchillos afilados escondidos en sus bolsillos  Que nadie entre por tu  puerta principal  Que nadie te quite las llaves maestras pretendiendo hacer copias a su antojo. Que nadie se presente con piel de cordero y esconda un lobo Que nadie nuble tu cordura. Que nadie te asuste. Que nadie te dé miedo. Que nadie pudra el amor original de los que te aman. Que nadie envenene lo que nació puro. Que nadie ciegue los ojos de los que nacieron con ellos abiertos. Que nadie no es alguien cuando es nadie.  Que nadie se deje engañar por los que simulan sonrisas y esconden tu llanto.  Que nadie es el bueno cuando sentencia  que el resto es el  malo. Que nadie puede ser bueno cuando no lo es. Que nadie vive con su maldad disfrazada eternamente; el maquillaje tampoco es eterno. Que nadie es un SER cuando ya no es porque siempre fue