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"NO HAY 2 SIN 3, NI SIN 4, NI...!"

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Cor ría el año 84, recién licenciada, pensé que sólo me faltaba un pequeño detalle para completar mi curriculum: el carnet de conducir. Me matriculé ese verano y empecé las clases teóricas, sin problema, aprobé a la primera. Ya sólo me faltaba coger el coche para practicar. Qué ilusa eres cuando sólo tienes 24 años, me veía en diciembre conduciendo por la sierra y sus pedanías sin descartar la costa cercana. Por aquel tiempo, las clases eran de 60 minutos (dato importante para calcular los tiempos más tarde) y el precio, 1000 pesetas la hora. En el mes de octubre, ya me senté al volante y ahí comenzaron los problemas, ¿qué hacer con él?. Mi profesor era muy paciente pero dejó de serlo con el paso del tiempo hasta que volvió a retomar su calma por su salud mental, no había otra. Tardé mucho en saber que las ruedas dependían de los giros del volante, sólo me quedaba conocer cuáles eran los movimientos de este para manejarlo; la verdad, aún no lo sé; pasemos al resto de los detallitos, ¿d