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(¡¡¡SÍ, VOY A SER ABUELA!!!) "VERSOS DESARRIMADOS: UNA BLANCA ROSA PARA MI ROSA BLANCA"

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 Ni rosa, ni celeste,  blanca, sin duda. Su raíz, tan pura, nació natural. No demos color,  a lo que es libre para amar. Diez lunas te protegen del aire, del hambre y la guerra, tómate tu tiempo de esta deseada espera. Tu cuna en las entrañas te mece constante. tanto que, entiendo no desees abandonar tu refugio rompiendo ese enlace. Nuevas, creciendo o menguantes van tejiendo las noches alumbrando las tuyas, vigilantes nocturnas  de sueños contentos hasta que decidas, salir   a su encuentro. Aún sin nombre, yo te nombro, antes de  que llegue ese otoño, antes de que llegue el alumbramiento. Ya eres, ya existes un espacio infinito elegido en el centro, en un palco de honor, el mismo que fuera escogido, tres dieces antes, para mi mayor amor. Lugar amplio, no temas, si el jardín creciera, que nunca te asusten las primaveras. Las rosas son fuertes,  además de bellas; te engendró la ocupa de mi corazón, la rosa primera, la rosa siempre eterna de amor llena y completa. Aún sin nombre, ya te n

"VERSOS DESARRIMADOS: LAS ESTACIONES"

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  El frío heló la primavera sin avisar, las nieves penetraron en una ladera quebrando las flores distraídas, hiriéndolas de muerte. El hielo siguió bailando, buscaba aires cálidos, los halló; la música sonaba sorda, sin acordes, sin letra. Las palabras enmudecieron, Perdieron el sonido, y sus hondos sentimientos  pasados. El estío quemó las ramas, Como rayos descargados en cada tormenta,  que no cesaban; con intermitencias luminosas y, enseguida, a oscuras. Sofocantes días, insomnes noches. Agonizante la montaña,  reinventándose su ladera,  aún cubierta, con su hielo y sus fríos. Grietas sangrantes creyeron morir, ni el aire, ni el fuego, ni el viento ni el agua le devolvían su aliento. Acabó el fuego de agosto, se aproximaban las flores de otoño,  invisibles para muchos, visibles en miradas renacientes. La montaña abrió sus armarios, se engalanó de colores, sonrió. Se vistió de fiesta con su traje de domingos. Empezaba la música, sonaban las notas ausentes,  con sanadas melodías. El o