Ya hemos hablado de los productos de bajo coste y de su calidad y, lógicamente, de  sus consecuencias. En esta ocasión, me voy a centrar en los seres vivos: seres racionales e irracionales (personas y animales, aunque me salto lo de respectivamente, porque no lo tengo tan claro...). Respecto a los animales, se está comentando mucho, en estos días, el tipo de crianza que tienen hasta que les llegue su hora. Todo el mundo quiere y necesita comer, eso es indiscutible, pero, al igual que con los artículos de uso cotidiano (ropa, calzado, muebles y demás) se piensa que la comida es también  de usar y tirar (en el sentido de que no vale la pena darle más importancia...)  Dejemos aparte los residuos externos de esos alimentos ya ingeridos para analizar  qué parte se queda dentro de nosotros también: aprendí, en cuarto de primaria, que nuestro cuerpo gestiona muy bien el proceso de selección durante la digestión: separa lo que el cuerpo necesita para todo su organismo y desecha todo aquello