Es el momento de salirme de la órbita espacial y viajar hacia otro planeta; sin olvidarme de mi Paraíso, recorreré mundos nuevos y desconocidos. No, no se me ha quedado pequeña mi tierra, en absoluto, pero quiero verla desde lo alto, lo más alto, y saber cómo brilla con la luz natural que aportemos. Han sido muchas historias desde la tierra, y os contaré muchas más a la vuelta de mi viaje por el espacio. Será interesante pasear por el universo y aprender lo que ya se sabe allí. El tiempo que durará esta ausencia es impredecible, el tiempo no existe fuera, todo es relativo y el reloj también. Tengo claro que construiré, con ayuda, sitios cálidos, respirables  desde la seguridad que me inspira la fuerza que aporto;  del vacío, nacerán nuevos hogares donde la vida sea aún más hermosa.  Será una aventura y hay que disfrutarla, vivirla como lo que es: nuevos momentos, donde cada uno de ellos nos asegura  que todo paso, todo nuevo paso en nuestra vida, merece la pena y, muchas alegrías, a

Como dice mi gran amigo y maestro Manolo Casal, filósofo y catedrático de esta materia (aunque ahora jubilado, sigue sentando cátedra con sus sabias palabras, certeras y precisas): El amor de pareja es solo una pequeña parte de lo que podemos dar cada uno de nosotros al mundo. El amor es GENEROSIDAD en el amplio sentido en que se pueda entender. Si no existiera,  no sería amor. Lo primero es serlo con nosotros mismos, darnos lo que nos merecemos, sin ignorarnos o sin aceptarnos; dedicarnos tiempo para conocernos. Solo de esta forma estaremos preparados, con nuestro corazón lleno, para repartir el amor a los demás. Hacer el amor, con el sentido restringido que se le da, también depende de la generosidad del uno hacia el otro; pero, hacer el amor "de amplio espectro" va mucho más allá. No es necesaria la reciprocidad, no hay que esperar a que te lo devuelvan para encontrar tu satisfacción. Dar no es entregar lo que no quieres, sino dar lo que tienes y amas porque sale de ti y q

 Cuenta la leyenda que un rey quiso premiar a un súbdito por realizar una gran hazaña y le dijo que pidiera lo que quisiera que le sería concedido. Él contestó que le entregara el territorio que cupiera dentro de una piel de toro. El rey se rio para sus adentros pensando que era un infeliz al contentarse con tan poco. Esa piel fue cortada a tiras muy finas y, posteriormente, extendidas sobre la tierra para que abarcase esa nueva superficie. El resultado fue increíble. Así nació nuestra península, nuestro país y que, además, conserva la silueta de esa piel de toro originaria antes de ser cortada.  Esa es una vieja historia popular que hemos escuchado muchas veces (observación: hay muchas versiones de esta leyenda y esta puede ser otra más), y me remito a ella porque no solo ese súbdito supo jugar muy bien sus cartas ganando un enorme e inesperado botín sino, sobre todo, porque con él nació la actitud pícara de sus habitantes que hasta hoy perdura. Curiosamente, el primer pícaro de la li

 La cocina y yo no éramos amigas. Ella lo sabía perfectamente, notaba que no le daba su sitio, ni el trato amoroso que ella reclamaba. Yo entraba en ella tan sólo a las horas en que era necesario, cumplía con la responsabilidad de alimentar a los míos cada día y cada noche y hasta el día siguiente. Éramos dos completas desconocidas y con trato solo superficial. Yo me ocupaba de tenerla siempre en su punto (limpia, ordenada, brillante y "escamondá" (como decimos por aquí); ella se limitaba a tener su trabajo a punto. La materia prima siempre era de primera calidad pero el resultado no estaba a su altura jamás. Pocas salsas y poca compañía agradable y vistosa en cada plato; las patatas fritas eran las más frecuentadas para ocupar esos vacíos y poco verdes en general. Era, verdaderamente, el momento más odiado del día y de la noche, para ambas partes. Hubo situaciones penosas y lacrimógenas (no solo las encebolladas, no)  porque cada vez iba a peor. Pensé, incluso, en que asisti

 Si no conoces Cadi Cadi y quieres pasarte por aquí alguna vez, debes conocer un mínimo de términos para entenderte con nosotros que somos una "mijita" particulares en nuestra habla y costumbres. Lo primero que desearás al llegar es conocer sus calles: "date un vuertazo" y las verás, no tiene pérdida, darás tantas vueltas que acabarás donde comenzaste.  Si te entra algo de hambre o quieres hacer una pequeña compra, busca un "armacén" (son los ultramarinos o tiendas de alimentación de barrio de toda la vida); te atenderán con mucho arte y te informarán de todo lo que necesites para continuar tu camino; saldrás ilustrado y algo más lustroso (te habrán vendido algo típico y te gustará, sin duda). Antiguamente, estos despachos eran de los "montañeses" (santanderinos) que emigraron a nuestra tierra en busca de sus "habichuelas" (blancas o verdes, estás últimas son las judías verdes para el resto del país), es decir, buscarse la vida; a sus a

  Que siempre me ha gustado el pijerío y los cuidados externos hasta los más pequeños detalles para que todo quedara perfecto, según mi concepto de estética, no es ningún secreto para todos los que me conocen. Pero hay algo que muestro siempre tal y como son, sin ningún tipo de arreglos, ni de preparación, ni de reparación y son MIS MANOS. Son pequeñas, dedos cortos y no bien moldeados, pero son mi orgullo. Mis manos han trabajado mucho y lo siguen haciendo. Ellas no están jubiladas ni lo estarán nunca.  Mi experiencia la he adquirido a través de ellas: coger un libro, pasar las páginas, escribir, limpiar toda la casa, planchar, colorear dibujos, hacer mis dulces, darlas a los demás, estrecharlas con los demás..., mi vida se mueve a través de ellas. A mis 61 años, se presentan y representan su edad y quiero que sea así. Llenas de callos, uñas cortadas al cero, sin trampa ni cartón. Ellas me recuerdan todo lo que he hecho y lo que me queda aún por delante. No llevo anillos, me molestan

  Nuestros miedos, solo son nuestros, los creamos para protegernos de más miedos. Paradojas de la vida. Nos marcamos unos límites en donde creemos que está el abismo por el que nos vamos a precipitar al vacío y pensamos que, con este cortafuego, estaremos a salvo. Parto de que los miedos nacen de recuerdos traumáticos del pasado y de la incertidumbre de lo que está por venir, de lo desconocido y de cuando esto se vuelve oscuro ante nosotros. Nos olvidamos, pues, del presente, de vivirlo con la libertad de experimentarlo limpiamente, sin prejuicios, a solas con él. Los miedos son alarmas, y eso está bien, pero se deben usar para aprender desde ellos. Nos alertan, pero no para evitarlo sino para conocerlo y reconocerlo después. Son enseñanzas que añadimos a nuestra memoria y a nuestras emociones. No deben ser paralizantes porque nos ganarían y quedaríamos derrotados para seguir en el camino de nuestra vida. Todo lo nuevo nos hace dudar de su eficacia, y esto es bueno. Es el momento de ha

 Esta madrugada, un avión surcará los cielos hacia la bota mediterránea. Allí, la espera su otro par anhelante. No ha necesitado cargar con una maleta que sobrepasara los límites de lo permitido, tan solo una pequeña. Su equipaje externo contiene lo justo, no necesita más. Ella va cargada por dentro, repleta de ella y ella es todo: un corazón enorme, una bondad inmensa, una generosidad infinita y una mente abierta donde guardar palabras escuchadas sin límite de horario,  24 horas, sin colocar jamás el cartel de cerrado. Esperemos que nunca la vida le cobre ese sobrepeso  con el que siempre viaja porque, si así fuera, seguro que pagaría el exceso para no dejar nada en tierra. La conozco muy bien. Ella siempre es feliz, nunca agota su bodega donde guarda las mejores reservas de sus mejores sentimientos  y con los que no hace distingos al descorcharlos, todos son bienvenidos, nadie se queda afuera sin probarlos porque ella es así. Y quién nace y crece así, eMANA, su esencia por donde pasa

  Ya he mencionado en algún relato anterior a mi megahípersúpermuymejor amiga Mana. Ayer, me hablaba de algo totalmente desconocido para mí: LAS BODAS TEMÁTICAS. Me quedé "pasmá", pensaba que el único tema en una boda era la propia boda en sí misma..., ¡qué antigua me he quedado!. Nunca he sido de este tipo de eventos, ni de los otros. Me aburren demasiado y solo asisto a los muy, muy cercanos; esto me ha hecho quedarme en los tiempos en que casarse era un rito con sus costumbres propias según la forma elegida. Todas tenían en común a una pareja, unos padrinos o testigos y a un juez o un cura que daban fe o la fe de que ya el matrimonio se había formalizado. Ahora, parece que ya no, que todo es al revés. La pareja se casa o no, unos días antes de la celebración; el oficiante suele ser alguna persona cercana que hace el papel de unirlos (no siempre es así, se da el caso donde los une un juez coincidiendo con la celebración, doy fe). Acto seguido, da comienzo el banquete (cuyo

  La EUTANASIA, el ABORTO, el DIVORCIO no son deseados, en principio, para absolutamente nadie. Nadie sueña con ellos. Tampoco con la QUIMIOTERAPIA, el vivir como un vegetal, traer al mundo a hijos sin desearlo o, simplemente, por no poder permitírselo, o vivir con una persona cuya relación está muerta. No, ninguna de estas situaciones nos la planteamos, normalmente, hasta que nos llegan o las sufren alguien cercano a nosotros que nos hace comprenderlas. No debería ser así, no esperar a verlas para entender que son absolutamente necesarias para cualquier persona. Todas estas opciones deben estar ahí, legalmente, como principios básicos de la libertad individual de cada uno de nosotros para hacer uso de ellas si fuera necesario. Todas ellas tienen algo en común y que las identifica: mantener la DIGNIDAD. ¿Y qué es la dignidad? El derecho natural a vivir libremente conforme a tus principios, necesidades y voluntades que  competen a la propia persona y cuyo uso y responsabilidad le corres