"MENOS HUMOS, COCINILLAS”
La cocina y yo no éramos amigas. Ella lo sabía perfectamente, notaba que no le daba su sitio, ni el trato amoroso que ella reclamaba. Yo entraba en ella tan sólo a las horas en que era necesario, cumplía con la responsabilidad de alimentar a los míos cada día y cada noche y hasta el día siguiente. Éramos dos completas desconocidas y con trato solo superficial. Yo me ocupaba de tenerla siempre en su punto (limpia, ordenada, brillante y "escamondá" (como decimos por aquí); ella se limitaba a tener su trabajo a punto. La materia prima siempre era de primera calidad pero el resultado no estaba a su altura jamás. Pocas salsas y poca compañía agradable y vistosa en cada plato; las patatas fritas eran las más frecuentadas para ocupar esos vacíos y poco verdes en general.
Era, verdaderamente, el momento más odiado del día y de la noche, para ambas partes. Hubo situaciones penosas y lacrimógenas (no solo las encebolladas, no) porque cada vez iba a peor. Pensé, incluso, en que asistiéramos a alguna terapia para encontrarnos, pero ni eso nos unió. Me planteé que el problema se debiera a la ubicación y que, fuera de ella, podría ser todo diferente. Qué gran error. Tuve otras en sitios distintos y todo era igual. Lo tenía que asumir, el problema era solo mío y solo yo debía solucionarlo.
Bueno, no fue justamente al día siguiente cuando lo decidí, pero si a lo largo de los primeros meses de ese año nuevo y distinto.
Empecé con suavidad y sencillez, sin éxitos fáciles ni pretenciosos. Me puse a sus órdenes para que me guiara el camino hacia la victoria, al menos, medalla de bronce o algo así.
Poco a poco, se nos fueron bajando los humos hasta conseguir mirarnos con la claridad suficiente para vernos las caras. No, era fea; no, no era antipática; no, no era tan desagradable compartir espacio y tiempo a su lado.
Las antiguas guarniciones desaparecieron haciendo mutis por el foro y dando paso a otras multicolores que alegraban con sólo mirarlas. La plancha fue relegada al cuarto de la ropa con su tabla correspondiente y, en su lugar; salsas elaboradas enriquecían esas carnes tiernas y jugosas cumpliendo con su destino y origen. El pescado también tuvo su lugar preferente y se le trató con todo cariño sin someterlo a las elevadas temperaturas de antaño; sí, también tuvo sus salsas correspondientes.
Ha llovido mucho desde entonces, y las asperezas y desencuentros iniciales han dado paso a que el trato entre las dos ya sea, prácticamente, de tú a tú. Aprendí que la cocina es un arte y que no a todos se nos viene dado ese don, pero, que sí se puede suplir, en parte, por paciencia, cariño y ganas de aprender. Compartimos confidencias y muchos secretos que no revelaremos hasta que seamos relevadas.
OBSERVACIÓN: CON LA REPOSTERÍA, FUE AMOR A PRIMERA VISTA...
Cocinar con cariño es pensar en sus destinatarios.
ResponderEliminar(Esperando estamos esos nevaditos).
(Hermana mediana)
Las temperaturas han bajado, ya mismo llegarán las nieves...
EliminarBuenos días bonita!!!
ResponderEliminarTu cocina y elaboraciones tienen nombre propio:"MOBY".
Recuerdo tu ensaladilla rusa que nos llevaste a casa por primera vez, que además de ser una de nuestras comidas favoritas, soy de las que siempre que he ido a un bar por primera vez, es la primera tapa que pido, porque soy catadorra oficial y tengo que probarlo para dar mi visto bueno y ver cual es la que más me gusta!!!
Y la tuya fue un deleite generalizado q nos deleitó de manera sobrenatural.
Mi mami te pidió la receta porque ese plato tenía ella que hacerlo por superar con creces a TODAS LAS ENSALADILLAS RUSAS para que pudiera ser deleitado por todos sus seres queridos y evidentemente ha sido un éxito para el paladar de Todos. Es plato fundamental en Nochevieja y mi sobrina y Mariana también la hacen por ser su Deleite y a mi cuñado le "flipa".
Ahora soy yo la que quiero hacerla y convertila también en mi "plato estrella"
Así que un pedazo de regalo y favor te pido :Quiero la Receta - directamente de manos de la Chef Moby(claro sí quieres)
¡La tendrás!
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EliminarQue colorido!! Que buena pinta!! Pues si que lo hacéis bien tu cocina y tú.
ResponderEliminarHombre, el cordero verde..., más bien, demasiado colorido.
EliminarSiempre me ha gustado cocinar, aunque soy más de cocinar por devoción que por obligación. Mi reconocimiento a todas las personas que a diario cocinan para los suyos, muchas veces sin los medios y los condimentos necesarios. Tú sin duda le has ganado la batalla a tu cocina. Todo lo que he probado hecho por ti, es de nota.
ResponderEliminarMuchas gracias, por algo eres mi primo favorito, jeje
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