"!BIENVENIDOS, 61!"
Tenía apenas 10 años cuando pensaba que, el día que cumpliera los 40, ya sería poco menos que una abuelita, vestida de negro y con el pelo cano. Nací en 1960, casi recuperados de la posguerra, pero esta dejó huellas y marcas en todos los que la sobrevivieron. El hambre, la pena, la muerte y los muchos muertos no desaparecen en 20 años, ni tampoco se olvidan en 80. Recuerdo ciudades grises, no en fotos sin color, las veía a mi alrededor y, también, las personas tenían ese aspecto, solo ese, al que acompañaba el negro en muchas ocasiones; por desgracia, por tantas desgracias. Varias décadas después, hemos cambiado el exterior, los colores oscuros por infinitas variedades; nuestro aspecto ya no se corresponde con el de nuestros padres y abuelos. Ellos fueron los protagonistas; nosotros, herederos de sus historias. En cada familia se dejó un legado según lo vivieran y lo sufrieran. Hoy, cumplo 61, y puedo decir que ya no temo a nada, ni nada me asusta pe...