"NUESTRA HISTORIA NO SE VENDE: CÁDIZ Y 'EL PÓPULO'
Mi infancia son recuerdos de pisadas sobre piedras del Cádiz trimilenario. Del brazo de mi madre recorría casi a diario las tardes de visitas a mis tías y primos en el barrio de la Catedral. Esos días han permanecido en mi memoria porque han crecido conmigo. Más de tres décadas me faltaron y me abracé a ellas a mi vuelta como el tesoro que guardara un barco en la profundidad de su alma: no había cambiado aún; las ostioneras seguían vistiendo fachadas rematando sus esquinas con guardacantones de navíos que completaban el mar y la tierra gaditanos. Respiraba mi aire salado sin adulterar y era emocionante reconocerme en ellos, revivir la magia que abandoné tantos años y que se había despertado llamándome porque ambas nos echábamos de menos. Cádiz es pequeño en espacio y es parte de su grandeza serlo. Las obras de arte nacen de manos privilegiadas y es pecado grave alterarlas. Cabían los gaditanos y los que, de buena fe, venían a visitarnos con ánimo de disfrutar lo que somos y cómo ...