Los relojes, jefes autoritarios, exigentes, intransigentes, no dan respiro a las mañanas, Has de levantar tu cuerpo de la cama, y dar pasos horarios, con sueños y pocas ganas, que el mundo te espera, ha de comenzar la obra de tantos actos como escenas. No ha lugar a ensayos, el directo manda, ordena lo que está escrito por guionistas que, sólo pocas veces, te crees protagonista, las que más, actores de reparto, secundarios, extras de relleno, son los papeles diarios con poco margen a salirse del armario. La improvisación no viaja,  es la obligación permanente quien dirige la actuación. Porque, señoras y señores, siempre habrá quién te mande y siempre ese alguien, será alguien mayor. Pero tu vida es mucho más que una profesión, busca tus tiempos, ¡hállalos!, úsalos cómo quieras, porque tuyos son. Que no te resten relojes  lo que vas a sumar  multiplicando tus sueños,  sin dividir tu libertad. No te preguntes si fue un día más, un día menos  porque se ignora el to...