La pena vivía gracias a mi despensa, era mi compañera y mi alivio. Unos chupitos varias veces al día, según demanda, eran suficientes. Las dos envejecimos, ella más rápido que yo. El desgaste de la convivencia nos alejó y era el momento de abrirle ventanas y darle el empujón que nunca me atreví. Su vejez me facilitaba el trabajo, ya no me podía atacar ni responder. Un fuerte golpe de viento lo hizo por mí. Y lo que nos unió tantos años, finalmente, descubrí que tan sólo fue el aburrimiento que desapareció volando a la par. No sentí pena. NOTA DE LA AUTORA : NO CONFUNDIR PENA CON SUSTANCIAS. SÓLO ERA PENA, PENITA, PENA...

¿Por qué han bajado la persiana? Hacen con las horas lo que quieren y pretenden acostarme más temprano. Si abrieran estas ventanas con ese pestillo oxidado de no usarlo, la tarde se haría más joven y nos tomaríamos ese café en el bonito salón de moda. Buscaría entre tantas telas, mi vestido rosa con esa hermosa lazada que me ceñía la cintura, ah, y mis zapaticos de tacón medio a juego. Qué bonita lucía en esa mesa blanca, cuánta gente sobre sus sillas también blancas, lo veo como un jardín plantado de muchas rosas y ninguna marchita. Jamás me olvidaba de cuidarlas aquellos días. Me gustaba reformar mi casa, era más fácil cambiarla a ella que a mí. Pero, no recuerdo estos cambios de ahora y me pierdo cuando voy a otra habitación. No están mis libros, ni los retratos de los que tanto quiero. Las paredes blancas no eran las mías y mi sofá se ha ido con ellos. No sé de quién sospechar, las llaves sólo las tenían los míos. ¡Me temo que me han asaltado!, y apenas me han dejado camisones y al...

  Aún el reloj del Ayuntamiento no llegó a las siete de la madrugada, el bus lo dejó en su parada habitual de Canalejas; junto a él, una señora, entrada en más de los setenta, se bajó también. Los dos iban a su trabajo. Él, hacia la oficina de correos en la plaza de las Flores desde hacía cuatro décadas. La señora mayor, a limpiar la casa que le tocaba ese día. Dos personas que iban, que comenzaban sus jornadas con paso firme y despiertos. Un paso de cebra les hizo caer en la trampa del cruce seguro y mentiroso: un coche con un conductor "demasiado alegre" que no iba, sino volvía de una soierée cargada y ciega no los vio o no les preocupó que dos personas se interpusieran en su camino, así debió considerarlo; las calles eran de él; el resto era el que sobraba a su paso. Los atropelló, los hirió, los dejó tirados y  sin más interés ni culpa de su delito; él era un héroe sin capa ni corazón. Mi padre resultó magullado y con varias lesiones: rotura de la nariz y otras articulaci...

 Qué breve la vida, qué corta la ida hacia la muerte, esa que  espera tras la puerta, escondida; invisible al que pasaba por ahí sin recordar lo que todos sabemos. Somos tiempo, relojes de sol y de luna, con sus sombras marcadoras del momento que te habla de "ese cuando estás"; consagrados a un almanaque tirano al que nos somete sin alma, a sus caprichos de ese bingo aleatorio de que has cantado línea sin tiempo a jugar y terminar el cartón envenenado dejando la partida inacabada. El tiempo y las horas son aliados. Trotan por la tierra y el espacio a su gusto: pisadas suaves que no ves ni oyes, lentas, tranquilas, engañosas..., ellos marcan el ritmo sin partituras; no es igual para sus dependientes, que somos todos, sus marionetas movidas al son que gusten sus movimientos y deseos. Ellos nos conocen y nos alientan con sus engaños de que todo es para siempre y así, despreocupados nosotros, no escuchamos el tic-tac de ese colchón en sus devaneos de amor tóxico cuyo final, en es...

Y llegó el día de otoño, con él muchos recuerdos, recuerdos de por qué te quise y te quiero. Aventuras para ti,  junto a tu prima y junto a mí. Esas zapatillas confusas, descolocadas en cualquier parte, siguen aún en mi memoria. Veranos de risas que no se olvidan, y yo, no me olvido de que te quiero, mi querido Memé,  mi niña de pelo lacio, mi niña para siempre. Hoy, no te veré, pero te veo. De blanco, velada o no, tus sonrisas se verán y yo las veré riéndonos juntas, como siempre. Hoy no te oiré, pero te oiré cuando afirmes, cuando tu corazón diga, cuando tu voz lo pronuncie, cuando todos expectantes  lo oigamos, también yo, desde lejos y tan cerca. Y pienso, ¡qué fácil fue quererte! no me esforcé. Tú amor me conquistó. y sigue ahí y seguirá porque es imposible que huya, que se esconda  y no quererte. Pocas horas para llegar, muy poco para seguir siendo feliz, y todos contigo en esa felicidad. Te imagino serena,  con paso firme, aun si dieras un traspiés entaco...

  A una hora tranquila, ya entrada la sobremesa, llegaste a este mundo, y de la mano,  la sopresa. Una semana antes, con ganas de ver la tierra, a tus padres y a Natalia, tu hermana, a los abuelos y tíos de España y de la Costa, Rica en amores, crecerás cerca de mares que unen nacionalidades. A ti, Jimena, la nuestra, no te dañarán Reconquistas, ni reyes ni Rodrigos; No eres la de un dueño, ni la que espera en sus tierras, Tú abrirás las puertas olvidando ventanas. Que sé que, como a tu hermana, te acompañarán las hadas de la bondad, del amor de lo que te pida el alma. Jimena, hija de Silvia y de mi sobrino Manu, nació ayer en Madrid OCHO  BIZNIETOS  NACIDOS DE CHARO Y GABRIEL: ¡¡¡MIS PADRES!!!

Llamarlo Carlos en la familia implicaría preguntarnos encogiendo los ojos, y unos segundos de duda. Él siempre ha sido nuestro Chicho desde que nació. Todo tiene su porqué y ese sobrenombre, también.  Su cara y su físico recuerdan mucho al abuelo Gabriel, mi padre: es muy guapo y soy objetiva, es la verdad. Físico aparte, ha heredado el tesón, la voluntad, el amor propio, la dignidad y el espíritu de lucha por conseguir sus metas aparcando su vida un tiempo en el garaje del estudio y la concentración: preparar oposiciones que requerían constancia y pocas horas libres para ese descanso mental y físico que le faltó en muchos momentos.  Y, ayer miércoles, madrugó la gran noticia: La plaza, en Cádiz, la que nos parecía sólo una quimera, ya es suya. Se convocaron a nivel nacional y era complicado, pero ya lo tenemos de vuelta a casa.  Eres un privilegiado, tu hermano también. Vuestro padre y vuestra madre (mi hermana Dori) no os han dejado nunca de la mano. Os han acompañado d...

Hoy, 14 de octubre de 2025, comienza una etapa en nuestra comunidad: !LA REFORMA! y que, sin duda, será mayor que la conocida PROTESTANTE del siglo XVI. El día añadido al mes no significa veinticuatro horas, sino el resto que puede caerle encima por imprevistos que vayan llegando y que seguro que aparecen cuándo y dónde menos los esperas. Los vecinos hemos blindado los interiores creando trincheras para la defensa de ese polvo entrometido que gusta disfrutar de los recovecos en sus intentos de enharinar pescados fritos á la poussière (empolvados) de calichas en suspensión pidiendo a gritos que le hagan una cirugía sin más parches quejosa  de ser una colcha de password mal cosida. No es fácil: tenemos una casapuerta coquetona aunque parcheada por el tiempo que no le hacemos mucho caso y por ese tiempo gaditano húmedo que siempre gana en las recaídas. No tenemos torre, pero sí un patio cuyo techo es de cristal y está muy, muy alto, tanto como la azotea. No nos hemos librado de un amp...

Ayer, 12 de octubre, por primera vez, no le dediqué ningunas letras a la efemérides de nuestra nacionalidad. No vi apropiado hablar de territorios delimitados por ganancias de lo robado a otros pueblos a base de esclavizarlo y humillarlo desnudándolo de sus costumbres y sus riquezas naturales. Colón no fue, ya está demostrado en la historia documentada, el gran descubridor del más allá de los mares. La ignorancia de los supuestos civilizados del mundo conocido aprendió que había vida y personas con su idiosincrasia a las que se les catalogó de salvajes y de que no merecían su tierra ni su raza. Desde nuestra península primero, y de otros europeos después, fuimos desponjándolo hasta la humillación de arrinconarlos y usurpar saqueando su cultura e imponiendo la nuestra. Ellos nos exigen nuestras disculpas, se las merecen, pero no está en ninguna agenda programado ese perdón merecido hacia la masacre a la que fueron sometidos con la aprobación de la realeza católica que capitaneaba ejérci...

  Da un paso atrás, no sigas en el rebaño del sinsetido, eso no va contigo. Da un paso adelante, sigue tu conciencia, es encontrarte contigo. No temas lo que dejas, no temas la soledad, te tienes contigo. Ayuda al acosado, aquel que desplazaron a la tierra de los mofados y dale tu abrigo. No des palabras a quién no tiene oídos. No des tu tiempo a quién tiene raidos sus bolsillos. Dale aguja e hilos, dale un nuevo principio, que los principios son valores, de valientes y no insumisos. Que la valentía, sin valor,  es la cobardía del armado con puños y gritos. La vida tiene comienzos, la vida tiene esperanzas, renace con el ejemplo.

No busques en el fondo de los mares, no insistas en los océanos, ni en las cimas más elevadas, de cielos o montañas. No persigas silencios ajenos, no maldigas a quién te encadenó, no culpes al veneno que tomaste cuando lo elegiste. No sientas lo que huyó, bienvenido sea porque te abrió tu puerta. Paga alegremente la fianza que te roba la fe en quien  no debes. No persigas caminos cerrados, los pasos perdidos los borró la lluvia, no quedan rastros, ni cadenas. Rebusca en el bolsillo del corazón, aquel que creías un adorno, aquel que ignorabas su tesoro. La llave siempre vivió allí, dispuesta para ti, esperándote. Nadie tuvo más culpa, nadie tuvo culpa, ni tú siquiera. La tuviste siempre tan cerca, más te fuiste lejos en su busca, no la hallaste, nadie te dio pistas, nadie tenía ese deber. Tenía que llegar ese amanecer, ese que te despertara, ese donde abres los ojos y el espejo te habla y lo escuchas: Óyeme, nadie te robó, nadie te envenenó. nadie te encerró. hiciste copias de ti, r...

  A un océano de amor, distraído en sus vaivenes, olas de fuego le llovieron un día cualquiera. En su inmensidad, jamás se vislumbró horizonte. Su fortaleza creyente se mecía tranquila, segura de piratas cojos, de barcos abanderados de traiciones. Sus aguas infinitas abocaron en ríos de corrientes, latentes del ayer, inseguros del mañana. Hogueras ilegales jaleaban avivando pecados ahora, milagros antes. Cauces irregulares mantenían pasados: guardias vigilantes del ocaso; ángeles de la memoria sobrevolaban y guardaron gotas sagradas al abrigo de sus alas. Entre maremotos, tormentas,  turbonadas a veces, tifones, huracanes y olvidos disfrazados, navegaban en ese río casi vencido  vientos pobres  lejos de monzones y tramontanas  capaces en sus plenos de borrar cielos e infiernos. Entre riachuelos aupados con lágrimas ocultas, se hizo a la mar, cáscaras de nueces como navíos, suficientes para un paseo que navegara entre ríos. Y arribaron orillas, playas y los bueno...