Nunca me vi con adornos en rosa, nunca ha sido mi color; quizás, fuera el miedo lo que me mantenía lejos de él de manera inconsciente, no lo sé. Desde hace unos meses, llegó y se quedó. Eso de ver la vida en color de rosa tiene, claramente, muchos matices. No va de mirar la vida perfecta y maravillosa que nos pintan siempre a través de esa tonalidad. Pero, sí, del género al que le asignaban, tradicionalmente, a la mujer. Siempre fui amante de las rosas blancas y tienen una connotación muy especial en mi vida. Pero, ahora, me las han teñido y son las que envuelven mi vida en contra de mi voluntad. Hoy, 19 de octubre, es el día donde se manifiesta la lucha que mantenemos todas las mujeres a las que el maldito cáncer de mama nos ha venido a visitar; todas queremos echarlo, pero no es tan fácil de que se entere, a la primera, de nuestros deseos. Es un combate cuerpo a cuerpo, muy duro, él es muy fuerte y, nosotras, cada vez más débil durante la batalla.  Hoy, sigue asustando la palabra c