"19 DE OCTUBRE: DÍA DE LAS ESPERANZAS"

 

Nunca me vi con adornos en rosa, nunca ha sido mi color; quizás, fuera el miedo lo que me mantenía lejos de él de manera inconsciente, no lo sé. Desde hace unos meses, llegó y se quedó. Eso de ver la vida en color de rosa tiene, claramente, muchos matices. No va de mirar la vida perfecta y maravillosa que nos pintan siempre a través de esa tonalidad. Pero, sí, del género al que le asignaban, tradicionalmente, a la mujer.

Siempre fui amante de las rosas blancas y tienen una connotación muy especial en mi vida. Pero, ahora, me las han teñido y son las que envuelven mi vida en contra de mi voluntad.

Hoy, 19 de octubre, es el día donde se manifiesta la lucha que mantenemos todas las mujeres a las que el maldito cáncer de mama nos ha venido a visitar; todas queremos echarlo, pero no es tan fácil de que se entere, a la primera, de nuestros deseos. Es un combate cuerpo a cuerpo, muy duro, él es muy fuerte y, nosotras, cada vez más débil durante la batalla. 

Hoy, sigue asustando la palabra cáncer, es lógico. Nos cambia la vida completamente. Da un giro de 180 grados a todas nuestras ilusiones y él toma las riendas durante un tiempo que nos arrebata y que nunca nos devolverá.

Ninguna sabemos qué pasará mañana, en verdad, nadie lo sabe, pero la incertidumbre nos pesa más que al resto. Dependemos de nuestra propia fuerza y ánimos para seguir adelante. Hay días mejores y otros no tanto durante el proceso.

La familia y los amigos son gran parte de esa fuerza que necesitas. Sin ellos, todo es mucho más duro y desalentador. Los médicos, obviamente, son imprescindibles; son los que te dirigen y te hablan y cuentan sobre lo bueno y lo no tan bueno que hay por delante.

Yo soy una privilegiada, tengo familia, amigos y sanitarios que me rodean de fuerza y de amor para sobrellevarlo.

Cada enfermo de cáncer tiene su propia historia y vivencia de cómo le afecta y de  cómo lo transforma. No puedo, mentiría, si dijera que estoy en el mejor momento de mi vida. El cansancio físico ha mermado muchas de mis actividades como la de dar largos paseos sin rumbo ni tiempo para hacerlo. Me he de conformar con lo que puedo y hasta dónde puedo. Es lo que hay. No sé lo que me espera; solo sé que puedo contar conmigo para cumplir muchos de mis deseos que están pendientes. Eso solo depende de mí.