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Mostrando entradas de septiembre, 2021

"COMO DECÍAMOS AYER..., O NO"

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  Las canas, las arrugas y los años no son los que te avisan de que te está llegando la vejez, no. Lo es tu hija cuando pronuncia la maldita frase: mamá, eso ya me lo has contado...!!!. Ufff, qué coraje me da, “illo”. Y yo, para despistar, ahora empiezo mis relatos con: “como te conté el otro día...”; a ver, es posible que no se lo hubiera dicho ya pero paso de que me pille otra vez. Al final, no nos enteramos de nada porque ella, que es muy lista, tampoco se atreve a preguntar qué es lo que le conté. Tiene guasa la cosa, yo, que me tuve que ver cienes y cienes de veces (como diría el maestro Sabina) la película de “Cenicienta” y otras tantas e infinitas del Disney y compañía, que me recrimine ahora mis repeticiones... ( la verdad es que no recuerdo nunca si eso se lo dije previamente  a mis hermanas o a ella... o a ninguna de las tres y me confunde quién fue mi receptor). También es verdad que ya voy dejando pistas para no olvidarme de lo que tengo que hacer durante el día porque, e

"DESNUDOS INTEGRALES"

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  Ayer por la tarde, terminé, como se terminan las buenas relaciones, con mucha pena. Durante poco más de una semana, he disfrutado viendo quitarse, por fuera y por dentro, todo lo que ese cuerpo y ese alma llevaban encima. Es un acto de valentía hacerlo, es muy difícil conseguirlo. Todos guardamos pensamientos incoherentes, indescifrables, inenarrables, secretos. En la mayoría de los casos, el miedo y, sobre todo, la vergüenza del qué dirán nos coarta el pensar en alto: miedo, solo el miedo nos lo impide. Hoy, desde fuera, puedo decir que ha sido toda una experiencia inolvidable escucharlo: sus muchas contradicciones, sus muchos errores, sus tormentos, su aburrimiento por ser así y haber vivido sin cambiarlo, sin fuerzas para hacerlo en el pasado pero decidido a transformarlo en el presente según sus convicciones de  todo lo que ya vivió y que lo dejó marcado y estigmatizado.  La muerte es lo único que lo puede remediar cuando agonizas y estás invadido por una terrible enfermedad, per

"12 + 1 versus 12 - 1"

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Mucho se ha hablado del 12 + 1 para evitar el número maldito pero muy poco del 12 - 1. En mi opinión, ambas tienen connotaciones extrañas. De la primera, poco queda por decir, pero, de la segunda, creo oportuno hacer algunos comentarios: fechas muy marcadas por la tragedia ocurrieron los días 11 (marzo y septiembre) y que hicieron replantearse a los gobiernos medidas de seguridad extremas a partir de esos acontecimientos. Por otra parte, según estudios, 11 son los días que una noticia, por muy grave que esta fuera,  tendría vigencia en los medios de comunicación. En el primer momento, la información nos llega por todos los sitios posibles ( incluso, llegando al bombardeo con tal de rellenar horas de televisión desprovistas de contenido antes del suceso). Mientras haya interés en los receptores, los emisores no dudarán en darle lo que piden; posiblemente, la duración, en su punto álgido, no sea mayor a la de una semana; a partir de ahí, va bajando hasta reducirse en simples menciones pa

"¿VISTO PARA SENTENCIA?"

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No soy muy de ir a eventos pero, cuando acudo, no cabe duda de que lo hago como si no hubiera un mañana o un más allá...de no más de pocos centímetros. Tengo la costumbre, en esos casos, de acudir sin mis gafas (por aquello de que no se pierda el conjunto...) y entre mi miopía, mi astigmatismo y mi estrabismo, pues, la acabo liando. Han sido muchas las situaciones complicadas por mi ausencia   de lentes y, estoy segura, de que habrán quedado en las retinas de todos los asistentes que las presenciaron; en las mías, menos, no las vi.  Era una boda por la iglesia, yo portaba una pamela tipo infanta Elena (me cubría parte de los ojos, ya empezábamos mal..., Tuve la precaución de esquivar el escalón, ese que tienen todas las entradas a las misas y demás celebraciones y en el que muchos dejan sus piños al no darse cuenta de la "bendita" barrera arquitectónica. Yo me dije, ja!, prueba superada. Todo va bien.  Nada más hacer acto de presencia, con el pamelón no iba demasiado discreta

"EL PATIO DE MI CASA ERA MUY PARTICULAR!!!"

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 Yo nací en un 4º piso y, mi madre, viendo que mi hermano lo tiraba todo desde el pequeño balcón al patio, incluídas sillas, temió que yo me convirtiera en su próxima arma arrojadiza hacia la zona común vecinal y decidió que nos mudáramos a un piso en la planta baja. Ahí, todos estaríamos más seguros frente al terrorista de mi hermano. Ja!, el primer día que llegamos, Dori, que solo tenía 2 años y poco más cuando llegó, fue colocada por mi padre en una de las inocentes ventanas sin aparente peligro por su escasa altura hasta el suelo. Eso era verdad, pero lo que no se pudo imaginar que, a pesar de la poca distancia en esa predecible caída hacia el exterior era encontrarse con los numerosos cristales que la esperaban allí; total, que pasó. A los pocos días, fue Charo la víctima de la misma puñetera ventana, jugando con algo entre sus manos, este se le resbaló y otra vez al patio y tambíén, ella con él. Ya iban 2..., Mi madre, que tendía la ropa desde ese hueco, se pasaba el día recogien

"LOS INDULTADOS"

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   "   De todo quedaron tres cosas: la certeza de que estaba siempre comenzando, la certeza de que había que seguir y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.   Hacer de la interrupción un camino nuevo, hacer de la caída, un paso de danza, del miedo, una escalera, del sueño, un puente, de la búsqueda..., un encuentro."  (   Fernando Pessoa)   Con un fuerte y sonoro silencio me recibieron las olas, se arremolinaron a mi alrededor, como un corrillo de niños durante el recreo, queriendo escarbar en mis secretos. Por fin, una de ellas habló: ¿Por qué huiste de la montaña?, lo soltó así, como lo hacen los seres puros, con toda su inocencia. Le respondí lento, queriendo poner palabras inesperadas a esa difícil cuestión..., la montaña enterraba mi dolor escondiéndolo de mi vista pero con tan poca profundidad que, apenas caían tres gotas, volvía a asomarse retornando a casa enseguida. La montaña siempre está quieta, no se rebela contra qui

"UNA DE COVID À LA BAUDELAIRE, S´IL VOUS PLAÎT!!!"

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Que el covid de Wuhan está demodé es un hecho; ya nadie menciona  ese lugar porque ha pasado a la historia. Normal, cada uno lo ha adaptado según su estilo y personalidad, como debe ser. Yo soy mucho de tunearlo todo para buscar el estilo que más se acomode a mí. Mi covid fue extraño, especial y, sobre todo, surrealista. Baudelaire hacía sus mejores creaciones desde su espacio de cuelgue, su más allá que "pacá". Mi covid y yo nos hemos encontrado ahora, pero siempre estábamos cerca. Intentaré explicarlo, pero no prometo "na". Él iba y venía, según le daba el subidón o el bajonazo; eso me permitía una tregua para recuperarme entre uno y otro (los franceses siempre tan detallistas...); cuando estaba en "off", me dejaba un ratillo "pa mis cosas". Llegó sin avisarme, de puntillas y de refilón y estaba claro que era mi hora y lo hizo engatuzándome con que sería MUY POSITIVA (él siempre con sus "símbolos") y entró como "Pierre pour sa ma

"NO HAY 2 SIN 3, NI SIN 4, NI...!"

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Cor ría el año 84, recién licenciada, pensé que sólo me faltaba un pequeño detalle para completar mi curriculum: el carnet de conducir. Me matriculé ese verano y empecé las clases teóricas, sin problema, aprobé a la primera. Ya sólo me faltaba coger el coche para practicar. Qué ilusa eres cuando sólo tienes 24 años, me veía en diciembre conduciendo por la sierra y sus pedanías sin descartar la costa cercana. Por aquel tiempo, las clases eran de 60 minutos (dato importante para calcular los tiempos más tarde) y el precio, 1000 pesetas la hora. En el mes de octubre, ya me senté al volante y ahí comenzaron los problemas, ¿qué hacer con él?. Mi profesor era muy paciente pero dejó de serlo con el paso del tiempo hasta que volvió a retomar su calma por su salud mental, no había otra. Tardé mucho en saber que las ruedas dependían de los giros del volante, sólo me quedaba conocer cuáles eran los movimientos de este para manejarlo; la verdad, aún no lo sé; pasemos al resto de los detallitos, ¿d

"EL ORGASMO DE LAS OLAS"

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  "De qué callada manera se me adentra usted sonriendo..." Así me saludaron las olas al verme vestida de sonrisa. Me preguntaron si la estrenaba; les contesté que sí. Los lutos habían dejado su espacio a las flores y a la primavera. La tormenta descargó y solo sus parientes de lluvia fina y limpia se quedaron. El sol, siempre vigilante, se alternaría con la bella luna en su corto espacio de descanso en el Paraíso. Dejé a las olas jugando con sus rocas enamoradas y observé cómo iban y venían roneando con ellas antes de hacer el amor como cada día, como cada tarde y como cada noche según los impulse la marea. Se aman con mucha calma, con mucha pasión, entre nieblas y con claridad. La marea va y viene según sus tiempos:  las olas y sus rocas aprendieron a mirarse, a tocarse, a besarse y a ser solo uno en esos breves e intensos espacios donde llegaban a la vez.          

"MUCHO DON Y... POCO "CLINK"

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                                                                                                                                           Quién escribió :”se nos rompió el amor de tanto usarlo”, se debió de quedar muy tranquilo y contento…, pues, no. A ver, mi microondas tenía apenas 4 años, era de muy buena familia, con pedigrí y todo. Mucha tontería encima pero "namà". Llegó presumiendo de ser sencillo y minimalista, de que su tamaño y sus formas eran de diseño y que mantendríamos una relación duradera y estable…, Ja!!!. Lo he tratado como a un hijo más, mejor incluso; solo debía trabajar en horarios muy concretos (es verdad que el colacao era muy madrugador, sí, pero después, volvía a echarse otro sueñecito y, hasta el mediodía, estaba a la bartola). Se le requería, antes de finalizar su jornada, para el café y , !hala!, su siestecita y de vuelta al catre!!!, la vida soñada de cualquiera de sus parientes, sobre todo, de los más humildes y explotados. En fin, que fui a pre

"SIEMPRE SALE EL SOL"

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  Me gusta salir a pasear temprano, con el silencio de las mañanas y el vacío de las calles. Se respira muy bien y se piensa mejor. Hacer fotos de la luz oscura que se va aclarando poco a poco. Mi look es básico y muy de andar por casa, las calles lo son a esas horas. Paseo sin prisas, me detengo en lo nuevo, cada día el nuevo sol cambia de color y las imágenes con él. Veo a pescadores buscando sus almuerzos o su venta diaria que sustentan lo justo para tener que volver al día siguiente. No hay sonidos de palabras en el espacio, los silencios lo dicen todo. A veces, imagino que estoy en el paraíso antes de que lo habitaran Adán y Eva, cuando todo era perfecto. Así veo mi tierra, limpia, fresca, natural, pura..., mi Edén. Mis pies van al ritmo que desean y yo les sigo. Mis ojos se guían y me conducen también a su voluntad. Las calles me acogen con gusto y charlo con ellas. Me cuentan sus historias de toda una vida trimilenaria, cada día una diferente, son muchos años y muchas vidas y da

"ADIÓS , MANOLI, ADIÓS...!!!"

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Tendría unos 13 años cuando se estrenó la película de Summers más prohibida para las niñas que empezaban a dejar de serlo. En ella, se mostraba al mundo la realidad más oculta hasta entonces: Cómo se "hacían los bebés". Eran los últimos tiempos del franquismo y, aún, era intocable esa cuestión entre madres e hijas y ni pensarlo en el colegio o con tus compis porque ni se cuestionaba entre nosotras. A las que ya les había venido "el periodo", las obligaban a guardar silencio por ser algo feo y que se debía esconder, disimular, ocultar y, sobre todo, silenciar. Esta película venía a destapar ¿"todo"? ese misterio pecaminoso y tácito establecido durante esos 40 años. Desde una visión muy blanca e inocente, se nos mostraba cómo dos niños se conocían, se atraían y se "enamoraban" hasta llegar, desde su total ignorancia, a hacer el amor y, posteriormente, a quedarse ella embarazada. En ningún momento, se explicaba cómo supieron que era así como se hací

"!BIENVENIDOS, 61!"

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  Tenía apenas 10 años cuando pensaba que, el día que cumpliera los 40, ya sería poco menos que una abuelita, vestida de negro y con el pelo cano.   Nací en 1960, casi recuperados de la posguerra, pero esta dejó huellas y marcas en todos los que la sobrevivieron. El hambre, la pena, la muerte y los muchos muertos no desaparecen en 20 años, ni tampoco se olvidan en 80. Recuerdo ciudades grises, no en fotos sin color, las veía a mi alrededor y, también, las personas tenían ese aspecto, solo ese, al que  acompañaba el negro en muchas ocasiones; por desgracia, por tantas desgracias. Varias décadas después, hemos cambiado el exterior,  los colores oscuros por infinitas variedades; nuestro aspecto ya no se corresponde con el de nuestros padres y abuelos. Ellos fueron los protagonistas; nosotros, herederos de sus historias. En cada familia se dejó un legado según lo vivieran y lo sufrieran.  Hoy, cumplo 61, y puedo decir que ya no temo a nada, ni nada me asusta pero solo en lo referente a mí.

"DE LA SEÑO, PARA VOSOTROS"

  Que muchas veces nos encontramos con lo que no estábamos buscando es una gran verdad y hoy ha sido una de ellas. Han aparecido, en un bonito rincón, muchas imágenes de momentos del ayer que, en su día, me las dedicó un extraordinario grupo de alumnos del que era tutora y que, a la hora de su marcha del cole, quisieron homenajearme con ellas. Todo está o deja de estar en nuestra vida porque así debe ser. Todo fluye, nada es eterno. El aprendizaje siempre nos acompaña y nos hace más fuertes y sabios. En esta ocasión, soy yo la que os agradece a vosotros, en particular, y al resto de todos mis alumnos con los que compartí tantos bellísimos momentos, todo lo que me enseñasteis y os digo que fue MUCHO. UN BESO ENORME A TODOS VOSOTROS.

"EL COVID ME ENCONTRÓ"

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  Que el covid mata, es una realidad. Que el covid mate por aburrimiento, es una posibilidad. Durante el confinamiento de la primavera de 2020, pude hacer todo lo que quise desde mi casa, sin problema: los libros llegaban casi a diario y los engullía de la misma forma; mi bici y yo éramos una, recorríamos km de excursión dándole la vuelta al mundo (desde mi salón) en esos casi 80 días; mis dulces salían del horno a la vez que dejaban su sitio para otros, sin parar de  hacerlos y de repartirlos entre vecinos; limpiaba lo limpio para que no entrase lo prohibido en ninguno de mis rincones,  y ni que se asomara siquiera. A las 20 horas, salía a aplaudir a mis ángeles de bata blanca, abrazando así a mi hija desde mi balcón y, estoy segura de que le llegaba con la misma fuerza con que se lo enviaba. La tele acompañaba y no molestaba o, de lo contrario, la mandaba callar rápidamente. En las calles, reinaba el silencio de las ausencias por el miedo o el respeto que, por entonces, las habit

"EL INFINITO EN UN PUNTO"

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                                                                                                                                            Aprendieron a estar temprano en su puesto trabajo, esa era la primera condición para aceptarlas. Las imagino perfectamente posicionadas y organizadas, erguidas algunas; otras, por su constitución, no tanto, pero todas deseosas de salir. Aún no saben cuáles de ellas serán las elegidas hoy y las que deberán permanecer en el banquillo hasta que se las saque al campo. De entrada, ya forman varios grupos según sus formas y usos. Por un lado, las grandes, las mayores que ya tienen su sitio determinado formalmente. Siempre van las primeras, en la avanzadilla, son las abanderadas y las que marcan los tiempos y los espacios entre ellas. Las otras, las menores, les siguen sin protestar, no puede ser de otra manera o ya estarían errando gravemente. Muchas tienen el privilegio de portar cascos protectores que les ayudan a ser más relevantes que las otras que s

"LIBROS E IDENTIDAD"

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                                     Que alguien que no te conoce lo suficiente te regale un libro es un gran error. Mucho más grave aún que permitirse comprarte un perfume o alguna prenda de vestir. El libro va mucho más allá que tus adornos o sabores externos. Un libro ya lo trae, viene vestido y con olor propio; que nadie lo altere, puede rebelarse y escapar hacia donde encuentre su otro rincón. Nunca he soñado con hacer viajes para conocer lugares nuevos, tan solo con aquellos que ya estaban en mi imaginación desde siempre y que, posiblemente, no correspondieran con ninguno real. Intentar que ellos coincidan con tu idealidad es, cuanto menos, peligroso; te arriesgas a perder uno de tus sueños para siempre y quedarte más huérfano aún. El amor platónico, cuando se conoce, muere para siempre. Ver imágenes posando con el monumento más emblemático del lugar a donde has viajado me resulta tan pobre como hacerlo con la cabeza de un animal muerto y exhibido a modo de trofeo. Solo

"PRESENTACIÓN"

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  Calle y escuela, dos palabras claves en cualquier vida. Ambas procedentes de la cultura clásica (la organización por calzadas y espacios individuales data de la romanización, cuya etimología es CALLIS, sendero; y que, actualmente, la RAE la recoge en una de sus acepciones como: "Vía de una población que, generalmente, queda limitada a ambos lados por bloques o filas de edificios". Según el Breve Diccionario Etimológico de Corominas, la palabra escuela viene del latín SCHOLA, lección, escuela, y esta del griego SCHOLÉ, ocio, estudio, tiempo libre...; de las muchas acepciones que nos sugiere la RAE, he elegido la que que considero más completa: "lugar real o ideal que puede modelar y enriquecer la experiencia". Este será el punto de partida de este blog que hoy nace, narrar desde la ubicación que tenemos en la vida (elegida o no) y caminar por senderos hacia el aprendizaje y enriquecimiento que nos aporta la experiencia y que nos sigue formando tanto en nuestra vida