"LA NAVIDAD: EL PARIENTE RICO DE LA ILUSIÓN"
Hace unas décadas, tener a un tío en las Américas era la solución y la esperanza para que, algún día, sonara una voz por teléfono o apareciera una mágica carta en tu buzón avisándote de que te quedaste como su único heredero. Por aquellos tiempos, se hicieron grandes fortunas allende los mares; eran tierras prósperas para el que las trabajaba duramente y sabía gestionar sus negocios. Tristemente, de esos tíos perdidos en ese continente sólo nos queda la leyenda y el deseo de que resuciten encarnados en otra materia que nos saque de este vivir diario en el que se lucha por la supervivencia cada veinticuatro horas y con algunas de descanso para los privilegiados que tienen el lujo de ese disfrute. Esta es la realidad, triste, cansina, repetitiva..., un bucle en el que nos metemos y al que agradecemos que se quede con nosotros. Y de ahí nacen los sueños, los únicos posibles de cambiar esa monotonía vital. El mundo se ha inventado un par de semanas antes de morir el año en el qu...