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Mostrando entradas de marzo, 2024

"VERSOS VACÍOS: NADA"

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Si los sueños volaron a ras de tierra, pisados por ramas enterradas en charcos resecos de olvidos, vivirás despierto, sin asilo,  los recuerdos de los cielos ahora de camino a las cavernas, donde la luz  es un engaño en su reflejo dirigido,  a esa sombra que  resta, a sólo ver lo que  dejan por temor a sentir lo que no bebas. Que guardianes te vigilan con amarres sin lo que atrás veas, sólo de frente miradas quietas, irán cerrando en vidas ciegas lo que te negaste en las propias, donde la nada se embriaga  de más nadas buscando el ahogo de tus penas.

"ALGUNA COPA DE MÁS... O NO"

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Aunque algunas (malas) lenguas datan su origen varias décadas antes, cuenta la leyenda más cercana y menos fiable, que fue del pecho izquierdo de la reina María Antonieta de dónde tomaron el molde para crear la forma de un cuenco cuyo destino era el de   tomar la leche recién ordeñada con fines más eróticos que prácticos, y a los que se les denominó "jatte-tetón" de cerámica o "bol á sein" que traducidos a nuestro idioma se pueden interpretar como vasija de pechuga. Al parecer, por aquel entonces, la reina estaba muy interesada en acercarse lo más posible a la naturaleza, pero, se comenta que su suegro, Luís XV, fue el que se adelantó a su nuera y mandó crearla a partir del seno izquierdo de la que, por aquel entonces, fue su amante, Madame de Pompadour, pero eso sí, nada de fines prosaicos como los de tomarse un buen tazón de lo ordeñado, sino con el glamour de que fuera el champagne lo que los rellenara. Nacieron las copas con clase dentro de su estatus reglamenta...

"VERSOS ACORDES: DIME, TÚ, GUITARRA MÍA"

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Dime tú, guitarra mía, ahora queda por la madrugada, si en unas horas,  cantarás para nosotros en la placita bella. Que al son de tus compases, letras prohibidas, presas y con sentencias, se alegran y bailan  porque acallan las penas. Bajo árboles de naranjos, de fruta fresca, se abren almas que dormían quietas. Dime, tú, guitarra mía, si aún nos quedan tiempos que vuelvan al ahora, que retornen risas apagadas con tantos llantos que adormecieron hogueras, hogueras fuertes de las que brasas quedan. Dime, tú, guitarra mía, si nos elevarás de la tierra, desde esta plaza bella, al cielo que nos espera. Dímelo, tú, guitarra, nuestra.

"VERSOS ACORDONADOS: EL RINCÓN OLVIDADO"

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Allí,  donde se creían  cuerdos, acuerdos  se acordaban  contra los vivos que respiraban aspirando aires de fantasmas de los coordinados y yuxtapuestos, subordinados a los muertos. Tierras redondas girando voces, tierras planas, valladas, limitadas,  que tensan cuerdas en sus cimientos acallando bocas no imitadas. Acordonaban pensamientos singulares renacidos en avatares discordantes de plurales, acordados en su reglamento,  que llamaban oficiales; que, si en desacuerdo estabas,  sólo un tema más de parlamento. Pocos acordes de guitarra, rondaban esos silencios que en ausencia de palabras, sólo de espaldas lo murmuraban. Que ser cordial nace de un corazón tierno y acorde a su sinrazón,  sólo ya rincones del pasado, que no se ganaron mi tiempo, ni acordados en  mis recuerdos,

"VERSOS ESTUDIOSOS: APRENDIENDO A APRENDER"

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Conocer lo presente está en lo pasado, son datos que te explican el porqué de lo llegado. Nada pasa porque sí,  nada de la nada nace, la historia fue lo que fue y es ahora, en lo lo heredado,  el buscar sus porqués. La fuente del saber  es tan grande como sus datos, y no has de conformarte con beber sólo de un grifo, pues, no podrías comparar  lo que también  dicho quedó  por otros ojos que lo vieron y que por escrito lo dejaron en sus manuscritos. Es en lo manantiales, donde el agua corre libre, fresca y continua, donde empaparte de saberes, de opiniones y corrientes diversas  y llenar tu botella, propia,  donde contrastes, de lo negro a lo blanco,  formando tu arcoiris. Bebe sin temor de ella,  no temas que se consuma, siempre te quedarán muchas y siempre estarán llenas.

"VERSOS EVALUADOS: LO QUE MÁS, LO QUE MENOS, LO QUE NADA..."

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Y de vuelta a la madrugada, retornan los que más, los que menos y los que son  nada.  Ardientes tragos resucitan  la noche dormida; lo que más.  Si son tibios,  anuncian templanza, día sereno, pocas palabras, pocas esperanzas; lo que menos. Si fueran fríos, horas heladas y desveladas; sólo merecen  los sin palabras; lo que nada. Y comienza la jornada según la hayan parido  esas horas tempranas. Viene con prisas el mediodía, la otra mitad se retira, el testigo le entrega y con él, el parte del día. Frugalidad, ternura y premura harán lo que más;  Copiosidad, dureza y tardanza serán lo que menos; Ausencias acompañadas, silencios gritados, estancias prolongadas, serán lo que nada. Días nacidos perfectos, imperfectos o demolidos. Días sobrevenidos que no admiten cambios, los trazan los astros y los sentidos que aún sobreviven y siguen conmigo.