Grises perseguidores de arcoiris castigados; anulando sangres de mujer, aceptando sólo,  su rojo de cada mes; ancianos matados, despreciados por obtusa, formando hipotenusa, opuestos al ángulo recto, que completan sus dos catetos.  Un pueblo exaltado la aclama, vox en grito,  creyéndose amparados por leyes mojadas en vino. Mentes húmedas, corazones secos, resecos y ajados  sin más color que el ausente, el negro, de la prisión. Ojos encerrados en tiempos grises, odian las gamas y los matices Oros bañados de soles encarados quieren cegar la verdad, que el rey astro no es de ninguna propiedad, hasta en días nublados, nos proyecta libertad. Volvieron los abanicos, despojando esas camisas nuevas de azules peligrosos,  y descubriendo el color bordado en el ayer. Liberando las gaviotas y volando, ya libres,  alzando sus alas desde Génova hacia otras plazas liberadas de tanto odio y necedad. Reclamando que las paletas vuelvan de nuevo a su oficio conteniendo muchos colores  y pintar con libe