"EL ORGASMO DE LAS OLAS"
"De qué callada manera se me adentra usted sonriendo..." Así me saludaron las olas al verme vestida de sonrisa. Me preguntaron si la estrenaba; les contesté que sí. Los lutos habían dejado su espacio a las flores y a la primavera. La tormenta descargó y solo sus parientes de lluvia fina y limpia se quedaron. El sol, siempre vigilante, se alternaría con la bella luna en su corto espacio de descanso en el Paraíso. Dejé a las olas jugando con sus rocas enamoradas y observé cómo iban y venían roneando con ellas antes de hacer el amor como cada día, como cada tarde y como cada noche según los impulse la marea. Se aman con mucha calma, con mucha pasión, entre nieblas y con claridad. La marea va y viene según sus tiempos: las olas y sus rocas aprendieron a mirarse, a tocarse, a besarse y a ser solo uno en esos breves e intensos espacios donde llegaban a la vez.