Desde hace unas semanas, decidí no estar informada de las noticias del mundo. Demasiado infames, demasiado duras, demasiado injustas. Que la vida va en serio es una realidad y que esa seriedad te deja impotente frente a ella, también. No tengo la preciada varita mágica de las hadas para ese toque mágico que lo pudiera cambiar desgraciadamente, Tan sólo puedo aspirar a contribuir, en una milésima partícula contra la necedad universal, aportando lo que está en mi mano, pero, no lo que está en manos ajenas.  Sin duda, cada uno es dueño de su destino, pero no olvidemos que el individuo pertenece a un colectivo y ese se denomina mundo. No culpemos al de al lado de que todo es un desastre. Parémonos a pensar qué hemos hecho mal con nosotros mismos y con los que hemos traído al mundo. La responsabilidad es de cada individuo y la suma de esas responsabilidades, es decir, el cumplimiento de ellas, decide el rumbo de la vida y de la suerte que correrá según el resultado positivo o no. Estamo...