MICRORRELATO: "CON UN BESO Y UNA FLOR"
Toda mi familia le hablaba a las flores y ellas le contestaban. Mantenían diálogos profundos hasta llegar a sus raíces. Su comunicación era fluida y fresca y alegraban a esos patios que adornaban entre palabras y olores por igual. Así lo vivió mi abuela, mi madre, mi tía, mis hermanas y mis vecinas. Creí ser adoptada: jamás crucé con ellas ni unos buenos días. Sólo un seco adiós cuando se marchitaban. Les daba un entierro digno, sencillo, y sólo me decía: un tiesto menos. Mientras tanto, otros vigilaban su salud y las hidrataban con amores tiernos que ellas acogían felices del interés que sí mostraban las visitas. El verano las hizo sufrir demasiado. Su tristeza se reflejaba en hojas amarillentas dispuestas a caer esa misma tarde en el ruedo del olvido y de la muerte. El coso, expectante, llenaba la plaza vacía de esperanza y amor. Quería que se tiñera de rojo antes de su adiós. Por vez primera, me dolieron, eran mías pero nunca fuimos nuestras. El espectáculo se torn...