"VERSOS NACIENTES: EL RÍO QUE NO CESA"


Si las aguas inquietas

no bañan momentos antiguos

por llegar a viejos,

por sentirse muertos

sin brújula, sin movimiento,

sin sabor a nuevo,

con dulzor amargo

de estancamiento

de remolinos yertos.

Si ese río nos espera,

si ese río anhela

limpiar sus cauces

y sus miserias

de tantas horas muertas,

de tantas esperas desiertas.

Si ese arroyo llora con desconsuelo,

por verse abandonado

con sus tristezas,

sólo, vacío, con tanta riqueza.

Si esas aguas limpias, cristalinas

y templadas ahora,

por la quietud de esas olas

de mares llegadas,

de océanos nacidas:

nada nos falta,

nada nos sobra.

Estamos completos,

impolutos de sombras

que nos oscurezcan.

Las aves que sobrevuelan

tendrán su propio nido,

sus otras horas.

El río tiene un jardín, 

y el jardín, sus dos rosas.



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